¿Hay que proteger la tiroides cuando se realizan placas de rayos X odontológicas?
Sumario:
Así respondía Manuel Vilches a uno de mis comentarios en su post «Niños y teléfonos móviles»: “Si nuestra sección de preguntas “progresa adecuadamente” creo que será un canal ideal de comunicación pública, al abrir la puerta a la inquietud de los lectores no especializados a través de esos “posts sugeridos”. Pero vamos a necesitar la […]
Así respondía Manuel Vilches a uno de mis comentarios en su post «Niños y teléfonos móviles»:
“Si nuestra sección de preguntas “progresa adecuadamente” creo que será un canal ideal de comunicación pública, al abrir la puerta a la inquietud de los lectores no especializados a través de esos “posts sugeridos”. Pero vamos a necesitar la ayuda de todos vosotros para responder a las preguntas de los lectores de esta forma, ¡así que ve preparando el cuerpo! (ahora que entrenas a ese ritmo, no te costará demasiado 🙂 ).”
Y claro… ya me fui preparando… De hecho, ya tengo controlados los triglicéridos…
Ya tengo cierta experiencia en responder preguntas al gran público y esta vez no me iba a amilanar. Fui el responsable, junto con otros miembros de la SEPR, de la elaboración de los textos de la sección de preguntas y respuestas de la web de la SEPR. Ahora, es un apartado de la web que tiene mucho movimiento y se está generando una gran documentación con preguntas que son respondidas por expertos en cada materia.
Mientras fui vocal de la SEPR (cuando esa sección aún no estaba preparada) también respondía directamente a las preguntas que el público enviaba a la SEPR y en muchas ocasiones lo hacía vía telefónica. Era muy gratificante hablar con personas que tenían grandes dudas y, generalmente, miedos injustificados. El hecho de que una sociedad científica o un grupo de expertos responda a preguntas e inquietudes del gran público de una manera cercana, rápida y usando palabras de fácil comprensión es la mejor manera de hacer divulgación científica, de acercar al público a nuestro terreno, de quitar miedos a lo desconocido (el conocimiento es poder)… Algo parecido a lo que hacen en la 2TV con “Orbita Laika”… pero, desgraciadamente, con menos difusión… Bueno, grano a grano se llena el granero… A ver si hacemos de este blog otro punto de conexión con el gran público.
Indefectiblemente (que significa “como no podía ser de otra manera”), a los pocos día Naia Pereda me mandaba un correo para ver si me atrevía a contestar una de esas preguntas… y como nos va la marcha… ahí va…
Pregunta:
Hola, quisiera saber si es conveniente el uso de protección para tiroides con delantal de plomo, cuando se realizan placas de rayos X panorámicas odontológicas. Yo solicité la protección para mi hija de 16 años y me la negaron. Gracias. Saludos cordiales.
Respuesta:
Según las recomendaciones de la IAEA, si los procedimientos están bien diseñados y optimizados no hay necesidad del uso rutinario de delantales de plomo para el paciente en radiología dental. Los delantales de plomo pueden proporcionar una cierta protección en el caso de ciertos exámenes (vértice oclusal) y puede ser prudente su uso con una paciente embarazada. Por otro lado, el uso de un delantal de plomo puede relajar a los pacientes haciéndoles ver que se hace todo lo posible para garantizar su seguridad, y puede reducir la cantidad de tiempo que se necesita para tranquilizarlos.
Sin duda, un delantal de plomo debe ser colocado para cualquier paciente que lo solicita.
En pacientes embarazadas se sabe que el riesgo radiológico para el feto en exploraciones de radiodiagnóstico dental es muy bajo o despreciable; aun así siempre es necesaria una optimización en cuanto a la reducción de dosis al paciente. En este caso este hecho es más crítico si cabe, y es una buena práctica colocar un delantal plomado en el abdomen de la paciente, de manera que la exposición en el feto sea la más baja posible. Además, de esta manera, se dará confianza a la paciente y se pueden evitar estados de ansiedad en las futuras madres.
También puede ser aconsejable considerar el uso del delantal en caso de que los equipos y/o técnicas no hayan sido verificados por un especialista en protección radiológica. En el caso de radiografías intraorales puede ser recomendable el uso de protector de tiroides para la población por debajo de 30 años, aunque es probable que la colimación sea suficiente. Tanto en radiografías panorámicas como cefalométricas (teleradiografía) es apropiado su uso cuando la glándula tiroides esté en línea o muy cerca del haz primario, y no sea posible evitarlo. Utilizando este tipo de protectores se puede disminuir la dosis en la tiroides en un 50-80%, si bien su colocación, para que no interfiera en la imagen, es difícil en el caso de niños.
Todos los equipos de RX, incluidos los panorámicos dentales, están sometidos a controles de calidad anuales por parte de especialistas en Radiofísica Hospitalaria y/o expertos en Protección Radiológica. Una de las pruebas que se realiza es la verificación de que el campo de radiación se ajusta adecuadamente al sistema de registro y/o al campo luminoso definido por el técnico que maneja el equipo. El objetivo de esta prueba es verificar que no se irradien directamente órganos del paciente de los que el radiólogo/odontólogo no necesita información. Ya que el objetivo de la radiología dental es obtener imágenes de la zona mandibular, los equipos dentales se ajustan para no irradiar directamente los órganos cercanos como la glándula tiroides.
Aunque la exposición a las radiaciones derivadas de la radiología dental es baja, un niño puede someterse a muchos procedimientos repetidos durante la infancia y la adolescencia. Por lo tanto, el efecto acumulado de la exposición a la radiación debe tomarse en consideración. Las salivales y la glándula tiroides se encuentran entre los órganos en situación de riesgo en radiología dental. Las salivares están a menudo dentro del haz primario, mientras que la dosis que recibe la tiroides se debe principalmente a la radiación dispersa [LOOE, H.K., et al., Radiation exposure to children in intraoral dental radiology, Rad. Prot. Dosim. 121 (2006) 461-465].
Esta radiación dispersa que llega a la tiroides no se puede evitar utilizando un protector tiroideo ya que proviene de la zona mandibular y va en todas las direcciones. Hay que decir en este punto que la radiación dispersa es entre 100 y 1000 veces menos intensa que la radiación directa y que la dosis en la superficie de entrada para el caso de las radiografías panorámicas es baja, por debajo de 0,7 mGy.
Por lo tanto, si el equipo está bien controlado y la tiroides no está dentro del haz directo de radiación no sería necesario y no aportaría ninguna protección adicional el uso del protector tiroideo. Además hay que tener en cuenta que su colocación debe ser minuciosa para que no interfiera en la imagen.
En un estudio panorámico, la dosis efectiva estaría entre 4 y 30 microGy y el riesgo de cáncer fatal entre 0,2 y 2 por cada millón (EUR – Radiation Protection 136 :European guidelines on radiation protection in dental radiology. The safe use of radiographs in dental practice. 2004).
Estos valores los puedes valorar leyendo el post de desayuno con fotones sobre el miedo a las radiaciones ionizantes.
Finalmente, la persona que sujeta o ayuda a un paciente durante el procedimiento radiográfico debe llevar delantal de plomo y protector tiroideo plomado. Para ayudar debería colocarse de tal forma que todas las partes de su cuerpo estén fuera del haz directo.
Un cordial saludo.
PD: Afortunadamente no vivimos en el siglo XIX, en la época en que Sir Joseph Banks (presidente de la Royal Society de Londres) se opuso en 1807 a la creación de escuelas elementales en todo el país esgrimiendo los siguientes argumentos:
“En teoría, el proyecto de dar una educación a las clases trabajadoras es bastante equívoco y, en la práctica, sería perjudicial para su moral y su felicidad. Enseñaría a las gentes del pueblo a despreciar su posición en la vida en vez de hacer de ellos buenos servidores en agricultura y en los otros empleos a los que ha destinado su posición. En vez de enseñarles subordinación les haría fastidiosos y rebeldes, como se ha visto en algunos condados industrializados. Podrían entonces leer panfletos sediciosos, libros peligrosos y publicaciones contra la cristiandad. Les haría insolentes ante sus superiores; en pocos años, el resultado sería que el gobierno tendría que utilizar la fuerza contra ellos”.