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Guardo por razones profilácticas en mi ordenador, en un sitio preeminente del escritorio, una copia en pdf de la carta que, en junio de 2012, la aún hoy Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, adscrita al Ministerio de Economía y Competitividad, Dª. Carmen Vela, publicó en la revista Nature, con el atractivo y […]

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Guardo por razones profilácticas en mi ordenador, en un sitio preeminente del escritorio, una copia en pdf de la carta que, en junio de 2012, la aún hoy Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, adscrita al Ministerio de Economía y Competitividad, Dª. Carmen Vela, publicó en la revista Nature, con el atractivo y sugerente título «Turn Spain’s budget crisis into an opportunity» («Convirtamos la crisis presupuestaria española en una oportunidad»).

La Sra. Vela (no he podido confirmar en ninguna de sus biografías si adorna o no su currículum con el título de Doctora) apareció en el pasado como progresista, figurando como una miembro activo de la Plataforma de Apoyo a Zapatero en 2008. Nombrada para el cargo de Secretaria de Estado en enero de 2012, es un claro ejemplo de celeridad en la mimetización camaleónica con el entorno (aunque lamentablemente no es el único con el que nos podemos encontrar en la ciencia de nuestro país hoy día).

En esa carta la Sra. Vela justificaba los recortes de los que hablaba en mi anterior post. No voy a insistir en ello, sino que me gustaría llamar la atención sobre otro aspecto del discurso anticientífico de nuestros gobernantes y que queda recogido de manera pulcra y sin atisbo de posible malentendido en el documento que nos ocupa:

«We need to change the number of researchers by maintaining and improving the quality of the contracts while reducing the quantity. We would have needed to do this anyway: the Spanish R&D system is not large enough to justify paying as many researchers as it currently does.»

Es decir: “Necesitamos cambiar el número de investigadores manteniendo y mejorando la calidad de los contratos y reduciendo la cantidad. Tendríamos que hacerlo en cualquier caso: el sistema español de I+D no es lo suficientemente grande para que se justifique pagar a tantos investigadores como se hace en la actualidad.”

Como en muchas otras cosas, Eurostat (la Agencia Europea encargada de confeccionar las estadísticas de la UE) nos puede ayudar a dilucidar los detalles relativos a tan palmaria aseveración. Entre los datos que podemos encontrar están los del número de investigadores a tiempo completo con que cuentan los distintos países miembros. En la figura 1 muestro los correspondientes a España entre 2003 y 2012. Como vemos ya a partir de 2010 la reducción tan deseada por nuestra Secretaria de Estado había empezado a producirse, por lo que sólo nos queda esperar que el año pasado y este que comienza se acreciente la tasa de destrucción de puestos de investigador. Habrá que esperar no obstante a los datos que se publiquen al respecto.


Figura 1: Número de investigadores a tiempo completo en España entre los años 2003 y 2012 según el tipo de institución en que desarrollan sus tareas. OPIs (Organismos Públicos de Investigación) se refieren aquí a las instituciones públicas de investigación exceptuando las universdidades.

Pero, ¿cómo se comparan estos números con los de otros países de nuestro entorno? La figura 2 nos informa al respecto. Ahí se representa el número total de investigadores a tiempo completo por millón de habitantes para varios países europeos. No creo que sea necesario comentar mucho los datos que se muestran: muy alejados de las ratios de Alemania y Francia, pero por encima de Italia y Polonia. Únicos en una cosa: nuestra tendencia es negativa desde 2009. Incluso Irlanda, a pesar del rescate, no sólo ha estado siempre por encima de nosotros en este aspecto sino que en los últimos años se incrementa la diferencia. También aumenta la ratio de investigadores para la totalidad de la UE. Nuestro gran esfuerzo en años pasados en I+D+i hizo que nos aproximásemos a la media europea hasta 2008, para empezar a distanciarnos de nuevo a partir de ese momento.

Figura 2: Número de investigadores a tiempo completo por millón de habitantes en varios países de la UE entre los años 2003 y 2012. Los puntos negros se refieren a los datos globales de la UE.

Volviendo a la figura 1, es necesario llamar la atención sobre el porcentaje de investigadores que llevan a cabo sus tareas en la empresa: un 35%. En otros países como Alemania y Francia ese porcentaje alcanza el 50% mientras que en Italia es similar al nuestro. En Irlanda alcanza el 60% y en Polonia tan sólo el 22%. La media europea está entorno al 45%. La necesidad de incrementar la implicación de las empresas en las tareas de I+D+i no debe, por tanto, olvidarse y en ese aspecto los gobiernos (central y regionales) pueden hacer un importante papel. Siempre que quieran, ¡claro!

No pongo en duda la certeza de la aseveración de la Secretaria de Estado sobre que nuestro sistema de I+D+i no es suficientemente grande. Pero nuestro objetivo debe ser acercarnos a la situación de países como Alemania y Francia, lo que obviamente no se conseguirá si se siguen cercenando plazas de investigador que, como todos podemos imaginar, van a ir en menoscabo de los más jóvenes. Habrá pues que “aumentar” nuestro sistema de I+D+i para que no “chirríe” el número de investigadores que incluya.

La dificultad de contratación de personal para la investigación ha sido siempre una de las enfermedades crónicas de nuestro país. Incluso en las épocas de bonanza económica era común oír entre los investigadores responsables de los proyectos de investigación el lamento acerca de la escasez de fondos para personal, en comparación con los existentes para equipamiento, por ejemplo, y de los problemas asociados a su incorporación cuando por mor de la fortuna el dinero necesario estaba disponible. Creo que el personal, y sobre todo el que se encuentra en formación, constituye el más valioso haber de un sistema de I+D+i que se precie de mirar hacia el futuro. Esto lo demuestran los países con mayor inversión en este sector que, en esta tesitura de vacas flacas, explotan los esfuerzos formativos de otros países, como el nuestro o como Italia, gobernados por ciegos en el tema, que permiten (y en algunos casos se vanaglorian de ello) que los estudiantes que han formado, a costa de esfuerzos económicos nada desdeñables, abandonen el sistema sin opciones de regreso suficientemente dignas.

Decía al principio que guardo la carta de Dª Carmen Vela con ánimo profiláctico. En ese sentido me parecen especialmente útiles algunas de sus frases. Destaco aquí dos de ellas aunque el documento está plagado y no debe cundir el temor a que su utilidad se extinga.

«We must now stop talking about the importance of science, and instead commit ourselves to the need for excellence in science.» («Debemos parar ahora de hablar sobre la importancia de la ciencia y en su lugar comprometernos con la necesidad de excelencia en la ciencia.»)

«To strengthen the research system in our country we must slim it down, but it is important to cut back on quantity, not quality.» («Para reforzar el sistema de investigación en nuestro país debemos adelgazarlo, pero es importante cortar en cantidad, no en calidad.»)

En situaciones de indigestión siempre he considerado potencialmente peligroso acudir a la bien conocida técnica de alcanzar la campanilla con los dedos de una mano. En tanto que mecánico, este procedimiento no deja de tener una probabilidad alta de lesiones secundarias provocadas al amor de la arcada. En su lugar, yo recomiendo la lectura de la carta en cuestión (con alguna de sus perlas basta). Sus consecuencias son similares y no me negarán la sutileza y elegancia que se puede alcanzar, manteniendo la eficacia en la consecución del objetivo. Redactando este post he tenido que contenerme en varias ocasiones: no están los tiempos para echar a perder el teclado del ordenador que seguramente ni Dios sabe cuándo podremos renovar.

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