Ciencia y goles: la importancia de la movilidad en la liga científica
Sumario:
Me encanta ver un gráfico bien diseñado; información en cantidad y calidad de un vistazo. Un ejemplo es esta tabla a la que llegué holgazaneando en agosto por Twitter: La fuente original es un estudio de Chiara Franconi para el National Bureau of Economic Research, en el que se realiza un cuestionario a los investigadores […]
Me encanta ver un gráfico bien diseñado; información en cantidad y calidad de un vistazo. Un ejemplo es esta tabla a la que llegué holgazaneando en agosto por Twitter:
La fuente original es un estudio de Chiara Franconi para el National Bureau of Economic Research, en el que se realiza un cuestionario a los investigadores en activo de dieciséis países. China inicialmente se incluyó en la encuesta pero fue excluida del estudio por una baja tasa de respuesta (menos del 5 por ciento) sugiriendo que los encuestados o bien no recibían la invitación o tenían problemas para responder a esta.
¡No me digáis que no es preciosa! Limpia, colorida, llena de información que nos llega como un puñetazo. Una vez recuperado del shock inicial provocado por su belleza, se me empezaron a derribar unos cuantos conceptos que tenía por ciertos. En primer lugar, la dichosa crisis y el maltrato a la ciencia en España, en contra de lo que yo y parece que algún otro pensaba, no está provocando una fuga de cerebros proporcionalmente relevante, al menos si nos comparamos con otros países de nuestro entorno mucho más exitosos en ciencias. Un segundo aspecto que también me llamó la atención fue la gran proporción de investigadores que deciden emigrar en países como Reino Unido, Holanda, Suiza, Alemania…., bastante mayor que la de España. Es fácil identificar un aspecto común en los países punteros en investigación: el rápido flujo e intercambio de personas e ideas.
Pudiera ser que tengamos una traba cultural que nos impide esa movilidad, de forma llamativa también en Italia, pero al momento me vino a la cabeza un ejemplo que lo contradice… ¡El fútbol!
Ciertamente en vacaciones tiendo a divagar más aún de lo habitual pero el caso es que hay un gran contraste con la movilidad en la liga de fútbol. Siempre ha habido una liga potente de fútbol con capacidad para atraer a grandes estrellas, pero es en los últimos años cuando ha comenzado a ser habitual ver a jugadores españoles buscarse la vida en otras ligas. Quizás no sea casualidad que coincidiendo con esta diáspora, el nivel competitivo de la liga se ha vuelto apabullante. Supongo que casi todos sabéis que anualmente se concede un premio al mejor futbolista del mundo, el FIFA Ballon d’Or, pues bien, en los trece años que llevamos en este milenio, con tres finalistas al premio por año, 23 jugadores pertenecían a la liga española, 8 a la inglesa, 5 a la italiana y 3 a la alemana. Impresionante, ¿no?
Quizás deberíamos replicar el modelo de éxito del fútbol basado en la competitividad y el intercambio de talento. Quizás no sea ningún problema que el talento se marche al extranjero (siempre y cuando nosotros seamos capaces de atraer). Quizás haya que fichar a un directivo del fútbol para que nos arregle esto de la ciencia. ¿Quién sabe?
Lo cierto es que como dijo Pedro Miguel Etxenike, Premio Max Planck y Príncipe de Asturias de Ciencia, “…la ciencia es global, y si realmente uno quiere entender algo concreto y ése algo está siendo desarrollado en cualquier sitio del mundo, debe ir allí. No va a esperar a que los otros se lo expliquen cuando lo entiendan. Para cuando aquellos publiquen, el desarrollo estará muy avanzado, por lo que tiene que estar en la frontera. Y la frontera, siempre, entre lo conocido y lo desconocido, es algo muy difuso”
Es curioso que esto lo haya entendido el mundo del fútbol antes que la ciencia… ¿o no?