El día de un radiofísico dedicado a la radioterapia
Sumario:
Este 7 de noviembre de 2014, Día internacional de la Física Médica por la conmemoración del aniversario del nacimiento de Maria Skłodowska-Curie, no pudimos organizar un programa tan atractivo como el del año pasado, ya reseñado en Desayuno con fotones. Esto no quiere decir que no tengamos ganas de seguir contando lo que hacemos; por […]
Este 7 de noviembre de 2014, Día internacional de la Física Médica por la conmemoración del aniversario del nacimiento de Maria Skłodowska-Curie, no pudimos organizar un programa tan atractivo como el del año pasado, ya reseñado en Desayuno con fotones. Esto no quiere decir que no tengamos ganas de seguir contando lo que hacemos; por eso me he decidido a relatar brevemente qué hice ese día, que viene a ser el día normal de un radiofísico que trabaja en radioterapia.
Dediqué la mayor parte de la jornada a revisar planificaciones de dosimetría clínica. En realidad es muy común comenzar la mañana supervisando los resultados del control de calidad diario de los aceleradores lineales de radioterapia. Todos los días los técnicos superiores en radioterapia y dosimetría, encargados de administrar los tratamientos a los pacientes, realizan una serie de pruebas para verificar los dispositivos de seguridad, ciertas características geométricas, y la dosis absorbida impartida y su distribución en los aceleradores. Los radiofísicos somos responsables de llevar a cabo dicho programa y de reportar puntualmente sus resultados; sin embargo, ese día uno de mis colegas realizó la labor.
El primer ejemplo que quisiera compartir consistió en una planificación para tratar un adenocarcinoma de recto. La prescripción del oncólogo radioterápico fue administrar una dosis absorbida de 50,4 Gy en 28 fracciones de 1,8 Gy por sesión; y nuestra residente de primer año planteó esta dosimetría clínica basada en dos haces laterales y uno posterior, que protege la vejiga con esmero, según las restricciones indicadas por el médico.
Otro caso fue una planificación de un tratamiento de 56 Gy en fracciones de 2 Gy de un adenocarcinoma de próstata con una sobreimpresión, o irradiación adicional de un volumen más reducido con una dosis absorbida mayor, de 20 Gy también en fracciones de 2 Gy. La técnica precisa 7 haces distribuidos de forma que se protejan convenientemente el recto y la vejiga a la vez que se tienen en cuenta las cabezas de los fémures.
Habitualmente también son los técnicos superiores en radioterapia y dosimetría —en concreto los adscritos a los servicios de Radiofísica— los que realizan estas planificaciones, pues son parte de sus competencias. Corresponde al radiofísico la dirección de estas dosimetrías clínicas y somos legalmente responsables de esta tarea, por lo que las revisamos todas, y en ocasiones proponemos algunas mejoras. En este sentido, el diálogo con un técnico especializado y bien formado en dosimetría es muy fructífero y pretende obtener siempre la mejor técnica de tratamiento para el paciente. Como es el caso de nuestro siguiente ejemplo, sobre el que el técnico y yo estuvimos acordando la mejor opción. Se trata de un tratamiento de mama de 50 Gy con una sobreimpresión de 10 Gy, ambas fraccionadas en 2 Gy diarios. En estas planificaciones uno de los objetivos es irradiar lo mínimo posible el pulmón, como se puede apreciar en la imagen.
Y enfrascado como estaba en estas labores, me sorprendió gratamente la visita de la dirección del centro. El jefe de Radiofísica había publicitado la importancia de la jornada; y el Gerente, el Director Médico y el Director de Enfermería decidieron bajar a felicitarnos y seguir enterados de nuestras actividades. Lo celebramos con una fotografía en el tomógrafo computarizado (TC) de simulación, la máquina que adquiere las imágenes anatómicas de los pacientes sobre las que se trabaja y que estoy mostrando.
Acabamos el día con unas reuniones importantes. En primer lugar vino el técnico de mantenimiento de los aceleradores a informarnos de las características que introducirá una actualización de la red informática que permite el tráfico de las imágenes y de los datos necesarios para los tratamientos. Los servicios de Radioterapia y de Radiofísica cuentan con un gran número de equipos sofisticados que precisan comunicarse para compartir datos: el TC de simulación, los ordenadores de planificación de los tratamientos, los aceleradores lineales, etc. Cualquier intervención en la red que los vincula debe estudiarse adecuadamente para que no se dé ninguna incompatibilidad o corte en la transmisión que pudiera retrasar los tratamientos.
Tras ello, nuestra colega benjamina nos presentó en una sesión, el exhaustivo trabajo que ha efectuado con el objeto de que los tratamientos que llamamos de intensidad modulada, técnicamente los más complejos, puedan verificarse antes del tratamiento de forma más eficiente; es decir, con un equipamiento, recientemente comercializado, más capaz y más rápido. Después de la charla la animamos a comunicar los frutos de su tarea, con lo que al final de nuestra jornada la sesión derivó hacia un diálogo sobre las oportunidades de difusión de las tareas de investigación que estamos realizando; ya que los profesionales sanitarios, cuando el cumplimiento de nuestras labores asistenciales así nos lo permite, también tenemos reconocida dicha actividad investigadora.
Ya fuera del trabajo, al final del día, un repaso a la difusión de nuestras actividades me permitió comprobar que poco a poco nos vamos despojando de nuestra timidez. También algunos organismos están contribuyendo a que se den a conocer nuestras actividades. Por ejemplo nuestro hospital contribuyó con una nota de prensa para informar a los castellonenses sobre todo del número de tratamientos oncológicos en los que participamos, la Organización Mundial de la Salud emitió una felicitación, y la Organización Canadiense de Físicos Médicos organizó un concurso de vídeos promocionales a través de las redes sociales —lástima no haberme enterado antes—.
De modo que toca seguir celebrando este día; aunque quién sabe si en el futuro nos cogemos alguno más porque no falta ni la ilusión ni los días que conmemorar.