Un bello trabajo
Sumario:
Teresa, delegada de zona de La Roche-Posay, tuvo que “volver mañana” muchas veces y, por fin, el taller de maquillaje y cuidados de la piel del Hospital Clínico de Granada existe. Es el decimotercero que esta firma sufraga e instala en un hospital español, el segundo en Andalucía; sin embargo, todavía hay quien cree banal […]
Teresa, delegada de zona de La Roche-Posay, tuvo que “volver mañana” muchas veces y, por fin, el taller de maquillaje y cuidados de la piel del Hospital Clínico de Granada existe. Es el decimotercero que esta firma sufraga e instala en un hospital español, el segundo en Andalucía; sin embargo, todavía hay quien cree banal su función: hace unos días Teresa tuvo que oír: “¿Y con esto qué ganamos nosotros?”, tras sugerir a un jefe de unidad de oncología que pusiese en marcha uno de estos talleres en su hospital. Esta mañana, contenta y nerviosa, junto a sus compañeros Silvia (responsable de visita médica), Alejandro (maquillador) y Florentino (farmacéutico), se afana en colocar adecuadamente los productos de su marca en los estantes mientras atiende a los trabajadores del hospital que atestan la pequeña habitación.
En los libros de oncología y radiobiología los efectos secundarios de la radioterapia y de la quimioterapia están asociados a números y modelos; cada vez más abundantes y útiles, por fortuna. Esto hace, particularmente para la oncología radioterápica, que se trate de una disciplina muy madura con respecto a lo que es común en medicina. Con los modelos podemos mejorar el proceso de elección de un tratamiento, así como las previsiones de lo que acontecerá como consecuencia de su aplicación. No puede, sin embargo, tenerse en cuenta mediante estos números y modelos la experiencia, la vivencia, que supone para cada paciente en particular perder las cejas, sufrir lesiones en las uñas o daños cutáneos que afectan a su imagen, a la forma en que se ve y le ven los demás.
Un tratamiento puede ser técnicamente impecable, terminarse de modo adecuado y producir el resultado perseguido, pero los efectos secundarios que ocasiona, reversibles o no, pueden ser difíciles de afrontar para quien los sufre. Incluso aquellos que acaban de mencionarse y que clínicamente se califican como leves o moderados. Hoy, con el nuevo taller que se inaugura en el San Cecilio, algunos de los pacientes que reciban aquí su tratamiento tendrán la opción de mantener una imagen personal más cercana a la que sienten como suya. Hay quien desea evitar ciertas miradas al pasear, mantener a sus hijos a cierta distancia de su tratamiento o, sencillamente, reconocerse frente al espejo.
La jornada se desarrolla en dos sesiones, de mañana y de tarde, cuya estructura se repite: primero, se nos habla de los productos para el cuidado de la piel desde un punto de vista técnico para profesionales; después, dos pacientes voluntarias serán maquilladas al tiempo que reciben las instrucciones para hacerlo correctamente de acuerdo con sus gustos personales, sobre los que son consultadas constantemente. Se trata de un punto de partida para que los profesionales de la oncología y los voluntarios implicados en el proyecto puedan mantener por sí mismos el taller en marcha.
Es difícil fijar la atención en un solo lugar de la pequeña sala en la que todo esto sucede y, falto de experiencia, necesito recordar cuanto pueda para traerlo aquí; pero no me fío demasiado de la memoria y tengo que echar mano de una pequeña libreta de notas de la que ahora, para terminar, transcribo algunas.
Alejandro maquilla a Isabel. Entre sus explicaciones están los colores que debe usar y el modo en que debe rellenar sus cejas, ralas ahora por efecto de la quimioterapia; la mejor manera de tratar la fragilidad de las uñas y el orden adecuado de los diferentes productos cosméticos. Una antigua paciente, hoy voluntaria, lo releva y va ejecutando otras tareas con la ayuda de sus indicaciones.
Loli está visiblemente emocionada, Fina y Silvia la miran con cariño y complicidad. Son las responsables de una consulta de enfermería modélica y hoy, más allá de las técnicas y cuidados que prestan a los pacientes de radioterapia desde hace muchos años, han visto realizarse una antigua aspiración.
Purificación se ha mirado despacio una vez más en el espejo y sonríe. Alguien le pregunta: “¿Cómo te sientes?”, ella responde: “De nuevo me veo mujer”. Suena su teléfono, no puedo oír la otra mitad de la conversación, se trata de su marido: “… no, hoy comemos fuera, tal y como voy no quiero encerrarme en casa”.