Sumario:
No han pasado aún seis meses de mi primer curso de la ESTRO cuando ya he vuelto de ¡¡mi segundo curso!! En este caso he estado en la preciosa ciudad de Liubliana estudiando los conceptos básicos de la braquiterapia. He de reconocer que a priori, la braquiterapia no es una técnica que me apasione. De […]
No han pasado aún seis meses de mi primer curso de la ESTRO cuando ya he vuelto de ¡¡mi segundo curso!! En este caso he estado en la preciosa ciudad de Liubliana estudiando los conceptos básicos de la braquiterapia.
He de reconocer que a priori, la braquiterapia no es una técnica que me apasione. De hecho mis motivaciones principales para acudir a este curso fueron dos: en octubre de este año se celebrará un curso de braquiterapia en Valencia y soy consciente que muchos de mis colegas están decididos a ir, y el segundo motivo es que ir a un curso donde me explicaran de forma amena y en un escenario incomparable la teoría sobre la que se sustenta la braquiterapia sería una forma más que maravillosa de cogerle cariño.
A continuación pasaré a relataros mi experiencia en el curso, pero de antemano os digo que ¡no ha defraudado para nada! Y que ¡ya estoy contando las semanas para ir a Valencia!
Empezaré diciendo que llegar a Liubliana desde España no es tan sencillo como parece. A pesar de ser Centroeuropa, no hay ningún vuelo directo desde ninguna parte de España a Eslovenia, lo cual a mí me llamó mucho la atención. Al final mi trayecto fue: Las Palmas-Madrid-Venecia en avión, y una vez en Italia me recogió un coche que me llevó a Liubliana. Con la broma eran casi 13 horas de viaje que a la ida fueron cansadas pero a la vuelta fueron demoledoras. Eso sí, mereció la pena. Sin duda, lo volvería a hacer.
El curso comenzó un domingo y yo llegué la noche del jueves al viernes, porque a pesar de hacer un viaje tan “rocambolesco” tampoco había mucha oferta de horarios disponibles. Esto me permitió hacer turismo y conocer la ciudad antes de sumergirme en el mundo de la braquiterapia. La ciudad es alucinante. Ha sido premiada como “La Ciudad Verde Europea 2016” y sin duda lo merece. Es una ciudad pequeña, en la que hay poco tráfico (de hecho en la parte antigua, sólo hay algunos vehículos eléctricos que transportan de forma gratuita a personas con movilidad reducida) y que se puede recorrer a pie fácilmente. La media de edad de los habitantes de Liubliana es 32 años, así que es una ciudad joven que transmite dinamismo y jovialidad a pesar de las bajas temperaturas. Hay un castillo en lo alto de la ciudad, lo que te permite sentirte en el medio de un bosque nevado a 5 minutos del centro de la ciudad. ¡Alucinante!
El curso comenzó un domingo al mediodía en el que repasamos las definiciones básicas en relación con la braquiterapia.
Ya en la primera pausa de café, el ambiente era súper amable y distendido. Enseguida, se te acercaba algún colega y comenzabas a intercambiar opiniones.
A continuación vinieron los 3 días más intensos del curso: lunes, martes y miércoles. Estos días aunque tenían mucha carga lectiva se estructuraron de una forma muy dinámica que permitió que se siguieran de forma sencilla.
Antes de comenzar el curso teníamos unos deberes de contorneo. Un caso de una próstata que debíamos contornear en imagen de ultrasonidos y un cérvix que debíamos contornear en imagen de resonancia magnética.
Así, los días comenzaban revisando los contorneos que habíamos hecho, pasábamos después a ver la base teórica de las patologías que tocaban ese día, y tras la comida teníamos las sesiones prácticas.
Al curso habían acudido las tres casas comerciales: Varian, Elekta y Eckert & Ziegler BEBIG. Dichas casas, tenían sus stands en el hall donde se celebraban las pausas de café, en las que habían traído todos los aplicadores que ofertan y también alguna cosilla de merchandising (lo cual a una friki del tema papelería es algo que le vuelve loca! Libretas y bolis nuevos…:) ).
Además de poder contactar con los distintos asesores comerciales durante las pausas, en las sesiones prácticas nos dividimos en tres grandes grupos, y cada día estábamos con una casa. Primeramente, la casa nos enseñaba una pequeña presentación acerca de sus productos y después analizábamos con detalle los aplicadores y accesorios concretos de la patología que habíamos estudiado por la mañana. Este análisis de los aplicadores estaba también apoyada por los profesores del curso que nos daban información muy valiosa. La sesión práctica finalizaba analizando el sistema de planificación de la casa comercial y resolviendo un pequeño caso práctico que cada día era distinto. Por último volvíamos al aula, donde podíamos recontornear los deberes, para al día siguiente ver la solución definitiva, y también hacer una autoevaluación para comparar la mejoría de nuestro contorneo antes y después de las clases teóricas.
Durante cinco días vivimos los eternos debates que se generan en torno a la braquiterapia: ¿Braquiterapia de baja tasa o alta tasa? ¿Cuál es mejor? ¿Y la braquiterapia pulsada? ¿Braquiterapia para hacer una sobredosificación a modo de boost o como monoterapia? Discutir estas cuestiones fue de muy enriquecedor y, aunque no llegamos a un consenso absoluto, sí que concluimos que cada técnica y forma de aplicarla tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
No sé si vosotros ya sentíais debilidad por la braquiterapia, como Víctor Barrondo, responsable de la braquiterapia en el Hospital de Basurto de Bilbao y colaborador de este blog, pero por si os quedaba la duda, yo también estoy empezando a sentir el gusanillo del amor a la “braqui” como no podía ser de otra manera tras acudir a un curso de este tipo.