Sumario:
Lo prometido es deuda. Como anticipé en mi última entrada, en septiembre me ocurriría algo digno de contar en este blog. A mediados de septiembre acudí en París al curso Basic Clinical Radiobiology organizado por la ESTRO. Era mi primer curso de la ESTRO, así que estaba ¡súper nerviosa y emocionada! Además era de Radiobiología, […]
Lo prometido es deuda. Como anticipé en mi última entrada, en septiembre me ocurriría algo digno de contar en este blog.
A mediados de septiembre acudí en París al curso Basic Clinical Radiobiology organizado por la ESTRO. Era mi primer curso de la ESTRO, así que estaba ¡súper nerviosa y emocionada! Además era de Radiobiología, el módulo que más me impresionó en Baeza.
Acudimos más de 100 personas de más de 30 países diferentes…y entre ellos ¡¡sólo habíamos 4 españoles!! Aunque eso sí, por la forma de hablar y de expresarnos, no nos costó encontrarnos durante alguna de las pausas de café, a pesar de que previamente no nos conociéramos jejej.
Las clases duraron 5 días y fueron de lo más interesantes y provechosas. De la mano de profesores provenientes de diferentes partes del mundo, hicimos un recorrido por la base de la Radiobiología y reafirmamos la importancia de conocer este área. Me gustaría destacar una frase con la que empezó el curso, y creo que es muy clarificadora: “La radiobiología es a la radioterapia, como la farmacología es a la clínica”. Si no concebimos que un médico prescriba un fármaco sin conocer su excipientes, sus efectos terapéuticos y sus efectos secundarios, no deberíamos prescribir (recomendar) una planificación y una dosis, si no conocemos los efectos que esta radiación va a tener en el paciente. Además, debemos tener presente, que si bien en la clínica los efectos secundarios aparecen de forma “casi inmediata”: a las dos horas, a los dos días… En el caso de la radioterapia, los efectos secundarios, pueden aparecer semanas, meses e incluso años después de dejar la terapia.
El primer día comenzamos definiendo la importancia de la radiobiología, así como discutimos los “Hallmarks” del cáncer. Además, nos introdujeron las primeras nociones de biología, en relación con el genoma y el funcionamiento de la célula; dando principal importancia a las distintas lesiones que puede sufrir la célula y los diferentes mecanismos de muerte celular.
El segundo día se basó principalmente en comprender el modelo lineal cuadrático (LQ), desde su forma matemática, hasta su puesta en práctica en el día a día. Comentamos por supuesto, otros tipos de modelos, que por su complejidad debido a la cantidad de parámetros, no son viables en su uso diario. Para poder entender mejor el modelo LQ, ese día se acompañó de sesiones en las cuales estudiamos el comportamiento de los tejidos sanos frente a los distintos fraccionamientos y frente al tiempo total de tratamiento. Finalizamos con unos ejemplos sencillos donde aplicar el método.
El tercer día conocimos otros efectos que si bien no son tan comentados a veces como el fraccionamiento o el tiempo total de tratamiento, influyen y mucho, en el efecto de la radioterapia. Entre ellos está el efecto del volumen, pero quizá el más importante es la hipoxia. Por ello, no sólo dedicamos una sesión a definir y ver qué efectos puede tener la hipoxia, sino que dedicamos otra sesión para tratar de averiguar qué técnicas se podrían utilizar para combatir dicha hipoxia. Terminamos el día viendo casos clínicos de tumores genito-urinarios.
El cuarto día era el último día intenso de clases, y quizá fue el día más dedicado a los médicos radioterapeutas. Vimos los distintos modificadores biológicos que afectan a la respuesta que obtendremos del tumor. Además, intentamos estudiar el efecto de la quimioterapia combinada con la radioterapia. Otro punto que había que tratar desde el punto de vista radiobiológico, son las re-irradiaciones. Acabamos con casos clínicos de tumores de cabeza y cuello.
La última mañana, la dedicamos a tratar temas que podrían tener más extensión, pero que a falta de tiempo, como mínimo se merecían una sesión. Entre ellos está: el efecto de la tasa de dosis, el crecimiento del tumor como respuesta a la radiación, la terapia con hadrones y por último, las enfermedades inducidas por la propia radiación.
Tras tratar todos estos temas, se dió por acabado el curso. Un curso en el cual los profesores estuvieron muy cercanos en todo momento, y que tras cada sesión daban pie a que surgiera un pequeño debate y se resolvieran todo tipo de dudas que pudieran surgir. ¡Además todos los asistentes estábamos encantados con que como regalo teníamos el libro elaborado por los profesores en papel!
Cabe destacar que el ambiente fue magnífico, en todas las pausas para el café, o para comer, se te acercaba algún compañero con el que comentabas e intercambiabas impresiones y experiencias. Además, el segundo día tuvimos el evento social: una cena en barco navegando por el Sena, lo cual también promovió socializar con el resto de asistentes.
Para concluir, diré que si bien está genial estudiar Radiobiología, se estudia mucho mejor, cuando tras el estudio te puedes ir a pasear viendo la Torre Eiffel, a la basílica del Sagrado Corazón o yendo de compras a Galerías Lafayette.
Esto es todo, y espero tener pronto otra experiencia magnífica que contaros. Mientras tanto…¡iré pensando cuál será mi próximo curso de la ESTRO!