iOncoR: avatares y tribulaciones de la primera app en castellano para Oncología y Radioterapia
Sumario:
Es innegable que el acceso a la información médica profesional está cambiando a pasos agigantados. Cada vez es mayor el uso que los médicos y otros profesionales de la Sanidad hacemos de las nuevas tecnologías para conseguir acceder a información científica contrastada. Este hecho es tan sólo un reflejo de la evolución de la sociedad […]
Es innegable que el acceso a la información médica profesional está cambiando a pasos agigantados. Cada vez es mayor el uso que los médicos y otros profesionales de la Sanidad hacemos de las nuevas tecnologías para conseguir acceder a información científica contrastada. Este hecho es tan sólo un reflejo de la evolución de la sociedad española con respecto a las TICs.
El Informe sobre uso de apps en España de 2014, elaborado por The App Date, demuestra la enorme implantación de las TICs móviles en nuestro país. De acuerdo al informe, en España hay más de 23 millones de usuarios de apps y nos descargamos 3,8 millones de apps diarias, con una media de 39 apps por smartphone.
En este contexto de expansión de las nuevas formas de acceso a la información, los médicos no somos ajenos. La penetración de aplicaciones médicas profesionales en Estados Unidos se ha disparado en los últimos meses y alcanza ya entre el 40 y el 60%, dependiendo de la especialidad médica. De acuerdo al Kantar Media Sources & Interactions Study 2013, el 78% de los médicos empleaban el teléfono móvil como un medio habitual de consulta, principalmente para acceder a publicaciones científicas especializadas o para el empleo de herramientas de diagnóstico y ayuda clínica.
Actualmente existen numerosas apps enfocadas hacia la Oncología, sin embargo son aún escasas las dirigidas específicamente a la Oncología Radioterápica (aquí podéis ver las más populares), y menos en castellano y dirigidas a usuarios hispanoparlantes.
El cáncer, su diagnóstico, tratamiento y seguimiento, es un problema creciente, y que implica una importante carga de trabajo para el especialista, no sólo asistencial, sino también supone un esfuerzo intelectual para lograr estar actualizado en cuanto a nuevos estudios de fraccionamientos, volúmenes, técnicas, etc. Desgraciadamente la cantidad de información disponible es ingente, de difícil manejo y además no para de crecer. En un ámbito como el nuestro, en el que la tecnología tiene un peso importante, no podemos olvidarnos de las nuevas tecnologías también a la hora de ordenar, condensar y actualizar todos esos datos, que nos permitan un rápido acceso a ellos y nos orienten ante casos concretos.
En este contexto nos encontrábamos a finales de 2012 tres oncólogos radioterápicos (Raúl Herranz, Alfredo Polo y yo mismo), unidos por nuestro trabajo pero también por un espíritu inquieto de avanzar y explorar nuevos caminos en la radioterapia. Muchas veces, aunque de una manera un tanto inconcreta, habíamos comentado ente nosotros la potencialidad que los smartphones tenían para el intercambio de información y aplicación práctica de conocimientos en nuestro ámbito profesional. Por una de esas extrañas conjunciones que de vez en cuando se producen, recibimos la llamada de unos viejos conocidos: Manuel Santiago y Javier Arsuaga. Habíamos tenido contacto con ellos cuando formaban parte del Grupo Arán Ediciones, y ahora habían decidido volar libremente y constituir una empresa, INspira Network, orientada a aportar soluciones tecnológicas al ámbito médico, especialmente en todo lo concerniente a e-Health.
Enseguida, y tras unas cuantas hamburguesas compartidas en el mítico Queen cercano al Hospital Ramón y Cajal de Madrid, nuestra nebulosa idea empezó a tomar cuerpo. Sabíamos, porque las utilizábamos habitualmente, de la existencia de apps dirigidas a Radioterapia, pero todas nos parecían demasiado simples, muy básicas y con poca información. La mayoría eran sencillas calculadoras de dosis equivalentes (BED, EQD2) y tan sólo válidas para radioterapia externa. Otras, las menos, se centraban en la clasificación de tumores, se limitaban a un tipo de cáncer concreto y tan sólo reflejaban la clasificación TNM de ese tumor. Echábamos en falta una mayor cantidad de información: clasificación TNM completa, escalas de valoración de estado general (de uso diario en las consultas de oncología radioterápica), escalas de valoración de la toxicidad y efectos adversos, guías de fármacos de uso frecuente… Y, por supuesto, y por especial interés de Alfredo Polo (quien gusta de referirse a sí mismo como «braquiterapeuta internista», en contraposición a los «teleterapeutas externistas») no había la opción de incluir los tratamientos de braquiterapia en las calculadoras de dosis equivalente. Así que pensamos en una aplicación que incluyera una calculadora de dosis equivalentes y que permitiera tanto el cálculo directo para la radioterapia externa como el cálculo combinado de radioterapia externa más una o varias aplicaciones de braquiterapia de alta tasa de dosis, herramienta que no existía aún en ninguna otra aplicación. Además queríamos que fuera de libre acceso y en español.
Lo que en un principio parecía un proyecto difuso sin clara viabilidad, pronto comenzó a tomar cuerpo. Manuel y Javier habían trabajado en el campo de las apps de utilidad médica para otros especialistas y tenían experiencia en el ignoto campo para nosotros de los desarrolladores de apps. Así fue como contactamos con la tercera pata de este banco, Innovae, una empresa pequeña pero con experiencia en el mundo digital, desde el diseño y optimización de páginas Web o la gestión de redes sociales hasta el desarrollo de apps móviles. Juan Santesmases y Rafa de la Hoz ya sabían lo que era tratar con médicos, lo cual nos (y les) ahorró muchos quebraderos de cabeza habida cuenta de la no siempre fácil y fluida relación entre los médicos y las nuevas tecnologías. Rápidamente captaron la esencia de lo que habíamos concebido, sobre un papel y por obra y arte de Alfredo Polo y sus ordenados dibujitos, y lo que queríamos que fuera iOncoR, aunque en ese momento aún no tenía nombre, era simplemente “la aplicación” (con ocasionales adjetivos calificativos delante en función de nuestro estado de ánimo).
Bueno, pues ya teníamos todo: la idea, los contenidos que queríamos incluir, los gestores, los desarrolladores. ¿Todo? No, faltaba lo más importante, ¡la financiación!, ¡el maldito parné! Obviamente, y aunque el presupuesto había sido exprimido al máximo gracias a la labor de INspiraNetwork, las ganancias de tres médicos eventuales del SERMAS no permiten determinados dispendios, y más aún cuando no pretendíamos obtener rédito económico alguno. Aquí empezó la labor más dura y sistemática de la gente de INspiraNetwork: buscar un patrocinador que estuviera dispuesto a apostar por algo que, en ese momento, era novedoso y hasta cierto punto arriesgado, porque existían muy pocos precedentes de patrocinio de apps móviles y, por supuesto, menos todavía en radioterapia.
Durante casi un año nos concertaron reuniones con diferentes representantes de la industria farmacéutica. La mayoría de ellas saldadas con variables grados de desinterés por su parte: algunos, directamente, rechazaban la propuesta, otros pretendían reconvertirla en una herramienta propia de marketing, aduciendo que ya estaban trabajando en esa línea (los frutos de ese trabajo, a día de hoy, brillan por su ausencia…). Y así, reunión tras reunión. Lo único positivo era que, con la obstinación que nos caracteriza a los tres, seguíamos porfiando convencidos de que nuestra idea tenía futuro, que sólo era cuestión de insistir e insistir. Quizás porque, para nosotros, “nuestra” app era una válvula de escape…
Al final, tanto tesón tuvo su premio. En mayo de 2013 contactamos con Persan Farma, una empresa española, canaria para más señas, especializada en nutrición (NUTAVANT) que enseguida mostró un sincero interés en la app. Puede decirse que fueron los únicos, ¡y contactamos con muchos!, que vieron las posibilidades que les ofrecía esta nueva manera de transmitir conocimiento. Gracias al empeño de Emilio Ley y José Luis Llinares, Persan Farma confió en el proyecto que le ofrecíamos y se lanzó a patrocinar la app, completando además la misma al incluir un módulo de valoración nutricional, un aspecto fundamental y de vital importancia para los pacientes oncológicos. Y conseguimos la financiación necesaria.
¡Ahora sí que teníamos las 4 patas del banco!, ya estábamos listos para empezar a desarrollar en serio nuestra app. Todo ese sueño que había comenzado en conversaciones apresuradas durante aquellas pausas y paseos al chino que los tres hacíamos, entre quirófano y quirófano, comenzaba a ser una realidad. Y ahora comenzaba el trabajo duro de verdad.
Y nos fajamos. Se fajó Raúl recogiendo todos los fármacos que utilizamos habitualmente, sus presentaciones, sus dosis y sus nombres comerciales, para incluirlos en la guía. Y la traducción del TNM entero, y de la clasificación de la FIGO. Y la traducción de las escalas de toxicidad de RTOG/EORTC y CTCAE 4. Y nos fajamos los dos en insistirle a Alfredo hasta que tuvo lista la calculadora. Y aumentaron las visitas a la sede de Innovae (que afortunadamente estaba al lado del hospital) tras salir del trabajo. Y las pruebas. Y las demos. Y las versiones beta que no funcionaban. Y el diseño que no terminaba de convencernos. Y vuelta a empezar… Y así fueron pasando los meses y, casi sin enterarnos, en enero de 2014 ya estaba prácticamente lista la app. Entonces nos dimos cuenta de que había que buscarle un nombre. Sin embargo, eso fue lo más sencillo, un par de pinchos de tortilla en la cafetería del hospital entre los tres y surgió iOncoR.
Pero quedaba aún un último fleco pendiente. Desde el primer momento entendimos que era fundamental que nuestra app contara con la aprobación y el aval de la SEOR. Como oncólogos, estamos convencidos de que una aplicación de las características de iOncoR puede ser una herramienta útil para la práctica diaria de nuestra especialidad médica, y quién mejor que nuestra propia sociedad para impulsarla. Y así lo hicimos. Debemos decir que tuvimos muestras de entusiasmo e interés por parte de Pepe López Torrecilla, en aquel momento presidente de SEOR, y nos consta que también del resto de la Junta, quienes se aprestaron a respaldar con su nombre iOncoR, por lo que siempre les estaremos agradecidos.
Ya estaba lista iOncoR. Y ahora, ¿qué teníamos que hacer?, ¿cómo se lanza una app?, ¿dónde?… Afortunadamente, la gente de InspiraNetwork se encargó de solicitar y conseguir la aceptación en plataformas de AppleStore y GooglePlay para su difusión y de elaborar una Nota de Prensa para comunicar oficialmente su lanzamiento, y Persan Farma se encargó de elaborar un díptico publicitario que recogiera la presentación de la app y que sus representantes se encargaron de difundir por los Servicios de Oncología Radioterápica de toda España.
Pero nosotros queríamos algo más, queríamos una presentación ante el público al que iba especialmente dirigida, ante todos los que nos dedicamos, desde diferentes ángulos, a la Oncología Radioterápica. Tuvimos suerte. Aunque junio es un mes pre-vacacional con pocas reuniones científicas de interés, coincidió que en ese junio de 2014 se celebraba una de las reuniones con más prestigio dentro de la Oncología Radioterápica española: el Curso de Indicaciones Clínicas de Oncología Radioterápica de Benasque que cada 2 años organiza magníficamente José Antonio Carceller y que, de edición en edición, va ganando en nivel científico, prestigio e interés como demuestra la gran demanda que arrastra. Y qué mejor foro donde presentar nuestra app que en un entorno donde se estaban formando los oncólogos radioterápicos que mañana, hoy mismo incluso, van a llevar el peso de nuestra especialidad. Así lo hicimos y el éxito fue arrollador.
Y desde entonces, iOncoR ha tenido casi mil descargas en las plataformas web y, dato curioso, con cerca de un 30% procedentes de Iberoamérica, lo cual no deja de ser llamativo habida cuenta de que tan sólo se incluyó en las plataformas de Apple y Google de España. Pero esto no hace sino confirmarnos el enorme interés que iOncoR suscita, y la carencia de herramientas similares que existía hasta la fecha.
Y a partir de ahora, ¿qué? Pues tenemos previsto preparar el lanzamiento de la versión 2.0 de iOncoR en la que ya hemos empezado a trabajar, porque creemos que se puede y se debe mejorar, porque pretendemos que se convierta en una herramienta dinámica que no se quede estancada y porque sabemos además que existe demanda para la misma, en España y otros países hispanohablantes. Estamos seguros de que, aunque volveremos a cometer errores y nos pegaremos otra vez contra muros mientras la desarrollemos, lo que sí haremos sin duda alguna será seguir aprendiendo y disfrutando del viaje…
Nota: La clave de acceso a la aplicación es NUTAVANT