Manuel Castillo y Diana Calvo, dos técnicos de radioterapia
Sumario:
En varias entradas del blog se ha hablado sobre el trabajo de los radiofísicos hospitalarios, todo el mundo sabe qué es un médico y un enfermero, pero poco hemos dicho sobre otros profesionales fundamentales en los procedimientos médicos con radiaciones: los técnicos en radioterapia y los técnicos en imagen para el diagnóstico. Para entendernos, los […]
En varias entradas del blog se ha hablado sobre el trabajo de los radiofísicos hospitalarios, todo el mundo sabe qué es un médico y un enfermero, pero poco hemos dicho sobre otros profesionales fundamentales en los procedimientos médicos con radiaciones: los técnicos en radioterapia y los técnicos en imagen para el diagnóstico.
Para entendernos, los primeros son quienes aplican diariamente los tratamientos de radioterapia y los segundos son los que manejan el aparato cuando nos hacen alguna prueba radiológica o de medicina nuclear, aunque también pueden desarrollar otras funciones menos conocidas: por ejemplo con la formación adecuada (que no siempre se consigue en las escuelas de técnicos) los técnicos de imagen pueden trabajar en unidades de radiofarmacia o en servicios de protección radiológica de hospitales, y los de radioterapia pueden participar en el control periódico del equipamiento y en la planificación de tratamientos bajo la supervisión de un radiofísico (puesto de trabajo que conocemos en la jerga como “dosimetrista”).
Pero como ellos son quienes mejor pueden hablar de su profesión y como siempre conviene recabar más de una opinión para tener una idea completa sobre cualquier tema, hemos entrevistado a dos técnicos de radioterapia con amplia experiencia (otro día les tocará a los de imagen): Diana Calvo, del Hospital de Basurto, y Manuel Castillo, del Hospital Infanta Cristina de Badajoz.
¿Por qué decidiste cursar los estudios de técnico de radioterapia?
Diana: Acababa de terminar otro módulo, Técnico Superior en Laboratorio, en el mismo centro y nos ofrecieron Radioterapia que era un módulo nuevo. Soy de la primera promoción del Instituto Ategorri de Erandio. Después de la mía ha habido diez más, de tal forma que del centro han salido más de cien técnicos especialistas en Radioterapia.
Manuel: Mi idea era hacer técnico de Radiodiagnóstico en Madrid, pero me comentaron que era muy difícil entrar y que en Radioterapia era fácil; la escuela había estado cerrada y la volvían a abrir. La gente no lo sabía. La verdad es que no tenía ni idea de lo que era eso de la “bomba de cobalto”, pero el destino….
¿Estás satisfecho con tu decisión?
Manuel: Estoy encantado; disfruto trabajando. Empecé en Madrid en la Fundación Jiménez Díaz haciendo la sustitución de verano del físico (en aquella época era así, no había suficientes físicos y sus sustituciones las hacíamos los técnicos). Era el año 1989 y al mismo tiempo empecé a trabajar también en la Unidad de Cobalto de la Paz. Compaginaba ambos trabajos. En noviembre de ese mismo año me pude venir a mi tierra y desde entonces hasta ahora.
Diana: La decisión fue buena, ya que me gusta mucho mi trabajo y además me contrataron en cuanto terminé las prácticas en el mismo centro, el Hospital de Basurto. Entonces la especialidad era muy nueva y los técnicos empezábamos a sustituir a la enfermería en el manejo de las máquinas (aceleradores y equipo de cobalto) para el tratamiento de los pacientes de radioterapia. Varios de mis antiguos compañeros de clase son ahora también mis compañeros de trabajo.
¿Cuánto tiempo llevas trabajando como técnico de radioterapia? ¿Qué tareas has llevado a cabo dentro del servicio?
Diana: Llevo casi doce años, desde que terminé las prácticas en junio de 2003. En el Servicio tenemos tres aceleradores lineales y en uno de ellos, el que es más moderno, hacemos tratamientos de intensidad modulada. Yo trabajo tanto en este acelerador como en el simulador y en planificador. Cinco de mis compañeros y yo rotamos por los tres puestos cada tres semanas tanto en turno de mañana como de tarde.
Manuel: Pues llevo más de 24 años, de los cuales muchos días hago dos turnos: mañana y tarde. En el servicio he hecho de todo: cuando llegué a Badajoz no había radiofísico (físico en aquella época), por lo que mi primera función eran los cálculos a mano de los tiempos de tratamiento en la unidad de cobalto. Al mes de empezar cambiaron la unidad por otra más moderna, y la puesta en marcha la hizo conmigo Miguel Melchor (físico con el que trabajé en la “Concha”) el cual me dejó todas las tablas medidas (rendimientos en profundidad, los factores de campo, etc) y el resto me las apañé como pude. Claro, todo esto por la buena formación que tuve en el Hospital Gregorio Marañón y la insistencia y el buen hacer de Miguel Ángel López Bote y a todo su equipo que nos enseñaron prácticamente todo lo que sabemos y principalmente a entender y a amar esta bendita profesión.
Al poco tiempo ya por fin contrataron a una físico que fue quien tomó las riendas y nos trasladamos al nuevo servicio en otro hospital que es donde estamos actualmente. En el nuevo hospital monté el taller de plomos y he trabajado en todos los departamentos: unidad de cobalto, simulador convencional, aceleradores lineales y por supuesto en algún turno siempre en radiofísica como dosimetrista colaborando tanto con los médicos pintando órganos de riesgo y algún que otro volumen de tratamiento y por supuesto con los radiofísicos en todos los campos de esta disciplina; preplanificaciones, medidas diarias y mensuales, etc.
¿Ha cambiado mucho tu profesión desde que empezaste?
Manuel: Totalmente. Cuando empecé era todo muy laborioso y como muy manual. La culpa la tuvo el ordenador…. Desde que llegó, la radioterapia ha cambiado vertiginosamente, y toda esa evolución tan rápida y cambiante la he vivido yo. Desgraciadamente aquí en Extremadura no disponemos de tecnología puntera por lo que algunas de las nuevas técnicas de tratamiento las conozco por libros y videos.
Diana: Sí que ha cambiado mucho y para mejor, claro. Cuando empecé teníamos aún un equipo de cobalto y un acelerador sin colimador multiláminas, con cuñas físicas, con aplicador de electrones variable y hacíamos las verificaciones del posicionamiento de los pacientes con placas que teníamos que ir a revelar a un cuarto oscuro.
Además de mejorar los equipos, las técnicas también han cambiado mucho. Hemos pasado de tratar con tres campos en el cobalto a los pacientes otorrinos, fijando todos los parámetros manualmente cada día de tratamiento, a tratarlos con intensidad modulada, con 40 ó 50 segmentos y todo automáticamente.
Algunos oncólogos radioterapeutas han manifestado públicamente que la formación de los técnicos superiores de radioterapia en España es insuficiente. ¿Compartes esta apreciación?
Manuel: Pues sí. La verdad es que muchos de los nuevos técnicos que se están contratando vienen mal preparados sobre todo en dosimetría.
Diana: Yo no sé cómo es la formación en el resto de España. En nuestro caso la formación considero que fue adecuada, aunque quizá eché de menos una asignatura de anatomía, disciplina fundamental para nosotros los técnicos, en particular para los que trabajamos en dosimetría. Y también me habría venido bien más formación en dosimetría, porque la mayor parte de lo que ahora sé lo he aprendido una vez que empecé a trabajar.
También depende mucho de la capacidad y el interés de cada persona, pero esto en nuestra profesión y en cualquier otra.
¿Cómo crees que podría mejorarse la formación de los técnicos? ¿Es cuestión de cantidad o de calidad?
Manuel: Creo que de todo un poco. Ahora el plan de estudios tiene el primer año teórico y el segundo curso todo práctico. Para nosotros en una especialidad tan técnica, la teoría y la práctica deben ir de la mano. De no ser así la teoría es muy difícil de entender. Por lo tanto las escuelas deben tener una vinculación directa con los Servicios de Radioterapia. Si la formación es buena el tiempo sería suficiente.
De todas formas creo que hay por ahí un nuevo real decreto donde se cambia el plan de formación y el nombre de la especialidad, en el que la parte dosimétrica se verá más reforzada.
Diana: En mi opinión es cuestión de calidad y de que los profesores sean exigentes en la evaluación de los contenidos de las materias y también de las capacidades de los estudiantes. Al igual que Manuel opino que la teoría debería estar más unida a la práctica y así sería más fácil de entender.
¿Cómo está organizado en vuestro servicio el trabajo de los técnicos?
Diana: En mi Servicio hay un jefe de Servicio de Radioterapia y una Supervisora de Enfermería. Hay algunos que trabajan sólo en las máquinas y otros, los más veteranos, que rotamos por el TC-simulador, el planificador y, como ya he comentado, el acelerador que destinamos a los tratamientos de intensidad modulada. Todos alternamos turnos de mañana y tarde.
Manuel: En mi Servicio de Radioterapia hay una jefa de Servicio y una Supervisora de enfermería. Entre las dos deciden el tipo de rotaciones que hacen los técnicos por los distintos departamentos del Servicio. En el Servicio de Radiofísica y Protección Radiológica igual; hay un jefe de Servicio y la misma supervisora, pero son los demás radiofísicos quien nos distribuyen el trabajo a los dosimetristas, aunque algunos veteranos ya sabemos muy bien lo que tenemos que hacer a diario, jajajajaja.
¿Cómo es la relación con el resto de los profesionales del servicio?
Manuel: Lo de las relaciones con el resto de profesionales creo que no tiene nada que ver con las categorías sino con las personas, siempre que estén perfectamente definidas las funciones de cada uno. En nuestro servicio jamás he tenido ningún tipo de problemas con otras categorías profesionales.
He oído en otros hospitales o incluso en otros servicios de este hospital, algún roce con los enfermeros, pero en nuestro servicio no los hay.
Diana: Estoy de acuerdo, la relación que se tenga con el resto de los compañeros del servicio no tiene que ver con la categoría a la que pertenece sino con la persona.
¿Qué cualidades piensas que se necesitan para ser un buen técnico de radioterapia?
Manuel: Para ser un buen técnico se necesitan las mismas cualidades que para ser un buen profesional en otro trabajo: responsabilidad y tener ganas de seguir aprendiendo día a día. Y por supuesto disfrutar de tu trabajo bien hecho….
Diana: Lo principal es que te guste tu trabajo. Es importante que hayas pensado estudiar algo relacionado con la salud y además que se te dé bien trabajar de cara al público, porque el trato con los pacientes es una parte fundamental del trabajo del técnico. También hay que tener responsabilidad y muchas ganas de aprender cada día.
¿Qué dirías que es lo mejor y peor de tu profesión?
Manuel: Lo mejor de nuestra profesión sin duda es el trato con los pacientes. El paciente oncológico es el paciente más agradecido de todos los pacientes. Lo peor… creo que no hay nada malo en nuestra profesión si te gusta. Quizás la rutina de hacer siempre lo mismo si sólo estás dedicado a algo muy concreto.. Ah.. sí, la nómina es malilla…jajajajaja.
Diana: Lo más gratificante es el agradecimiento el último día de tratamiento por parte de los pacientes de la dedicación prestada por el equipo. Lo peor… es que muchas veces no se nos tiene en cuenta y no se valora nuestro trabajo.
¿Cómo ves el mercado de trabajo? ¿Animarías a un joven que está pensando dedicarse a esta profesión? ¿Qué consejo le darías?
Manuel: El mercado de trabajo lo veo muy malo; porque los servicios de radioterapia van a crecer muy poco en España y principalmente porque la gente que estamos trabajando como técnicos somos muy jóvenes (menos yo que soy de los más viejos) y tardaremos en jubilarnos. También creo que hay abiertas demasiadas escuelas sacando así un número muy alto de técnicos.
Sí animaría a chavales a estudiar Técnico en Radioterapia, por supuesto en una buena Escuela. Y si hay poco trabajo pero eres bueno, acabas metiendo cabeza en algún centro y lo demás viene solo.
Diana: El mercado ahora mismo está saturado, al menos en todo el País Vasco. Prácticamente toda la plantilla somos fijos y las listas se mueven para días libres o bajas exclusivamente.
Sin embargo, si le gusta el trabajo sí lo animaría. Es una profesión en la que se necesitan personas con vocación, porque a aquellos que estudiaron en su momento exclusivamente porque tenía salidas profesionales se les nota mucho cuando trabajan. Sin dudarlo, gente motivada y con pasión por el trabajo seguro que encuentra tarde o temprano un puesto en algún centro.
Damos las gracias a Manuel y a Diana por haber contestado a nuestras preguntas. Esperamos que sirvan para dar a conocer el trabajo del colectivo más numeroso en los servicios de radioterapia, el de los técnicos superiores. El proceso radioterápico de cada uno de nuestros pacientes consta de muchas etapas en las que intervenimos los diferentes profesionales, cada una es como un eslabón de una cadena que debe estar ensamblada para que el tratamiento sea exitoso. Diana y Manuel contribuyen a hacerlo posible cada día.