Joseph Rotblat, científico nuclear, premio Nobel de la Paz y Físico Médico.

Sumario:

Joseph Rotblat cambió su trayectoria como científico pionero de la ciencia nuclear hacia la Física Médica a raíz de su participación en el proyecto Manhattan en Los Alamos, que a su vez le hizo tomar partido a favor del desarme y la paz, con un activismo que ejerció a través de las conferencias Pugwash (Su […]

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Joseph Rotblat cambió su trayectoria como científico pionero de la ciencia nuclear hacia la Física Médica a raíz de su participación en el proyecto Manhattan en Los Alamos, que a su vez le hizo tomar partido a favor del desarme y la paz, con un activismo que ejerció a través de las conferencias Pugwash (Su denominación es Conferencia de Pugwash de Ciencias y Asuntos Mundiales, que se reunía en esa remota localidad de Nueva Escocia, Canadá, por exigencia de su patrocinador, Cyrus Eaton  nacido en Pugwash. Era un foro con aspiraciones de equidistancia. Otro día habría que hablar en detalle de las Conferencias Pugwash), de la que fue secretario general (1957-1973). En 1995 recibió el premio Nobel de la Paz, que compartió con la organización Pugwash que presidió desde 1988 hasta su muerte en 2005 a los 96 años.

Poco conocido por el público, y lamentablemente tampoco mucho entre sus colegas, hay que destacar en castellano el excelente ensayo “De la agresión a la guerra nuclear. Rotblat, Pugwash y la paz”, que le dedican a Rotblat sus autores, Jesús Martín Ramírez y  Antonio Fernández-Rañada (Ediciones Nobel, Oviedo, 1996). En 1995 hay dos reseñas en la Revista Española de Física Véase Aguilar, Rotblat, J., Premio Nobel de la Paz, 1995, Rev. Esp. de Física, Vol. 9 (4), pp. 15-17 (1995) y A. Fdez-Rañada en el mismo número. Léase también la necrológica que le dedicó El País.

Imagen de Rotblat

Rotblat recibiendo el premio Nobel de la Paz en 1995.

La reseña biográfica que apareció en el boletín nº3 de la SEFM (1996) resumía su trayectoria así:

“Joseph (Jozef) Rotblat nació en Varsovia en 1908, estudió Física en su Universidad licenciándose en 1932 y doctorándose en 1938. Se trasladó a la Universidad de Liverpool en 1939 para continuar sus trabajos de investigación en Física Nuclear. Como especialista en dispersión de neutrones, pudo trabajar en París con el ciclotrón de los Joliot-Curie, pero  finalmente prefirió Liverpool y el laboratorio de James Chadwick. Su plan era poder disponer de un ciclotrón en Polonia.

Formó parte del grupo de científicos británicos que se integraron en el proyecto Manhattan durante la II Guerra Mundial. Fue el único científico del proyecto que lo abandonó por motivos de conciencia a finales de 1944,  cuando llegó a la conclusión de que se emplearía el arma atómica por parte de los EEUU aunque la bomba alemana nunca sería posible.

Desde 1945 hasta 1949 fue director de investigación en física nuclear en la Universidad de Liverpool. Por motivos de conciencia en contra de la carrera de armas nucleares decidió cambiar su actividad hacia la Física Médica.

Ha sido desde 1950 hasta 1976 profesor de Física en el Hospital de St. Bartholomew de la Universidad de Londres, con trabajos pioneros en física de la radiación, en radioterapia con acelerador lineal, radiología y radiobiología. Ha sido durante doce años editor de la revista Physics in Medicine and Biology de 1960-1972, presidente de la Hospital Physics Association1969-70, y del British Institute of Radiology. Su otra gran actividad que ha marcado profundamente su biografía, ha sido la desarrollada desde 1957 hasta 1973, como Secretario General de las Conferencias Pugwash, movimiento internacional que ha venido actuando sin descanso con el fin de acercar, durante la guerra fría, a los principales científicos de Occidente y del bloque del Este, para crear una conciencia que ayudase a frenar la carrera de armas nucleares. Actualmente es el presidente de dicho movimiento y en 1995 recibió el Premio Nóbel de la Paz en reconocimiento a su trabajo en ese campo”.

Sin duda 1955 fue un año culminante en su trayectoria. Ese año figura como uno de los 11 firmantes del  Manifiesto Rusell-Einstein, y  él mismo fue encargado de presentarlo en conferencia de prensa.

En abril de ese año aparece en Nature uno de los pocos artículos sobre el acelerador lineal de 15 MeV del  St. Bartholomew, en el que se destaca sus características de alta tasa, para poderlo dedicar a experimentación radiobiológica y posteriormente fue empleado en terapia clínica hasta los años setenta.

Número de Nature (Nature  April 30, 1955 p745) en el que aparece el artículo sobre el acelerador de 15 MV del St.Bartholomew Hospital.

Número de Nature (April 30, 1955 p745) en el que aparece el artículo sobre el acelerador de 15 MV del St.Bartholomew Hospital.

Más tarde en 1963 dispondrá de otro acelerador lineal dedicado en exclusiva a Radiobiología, que le dará no pocos problemas con el fabricante Vickers. Mantendrá una larga colaboración con la profesora Patrice Lindop, realizando numerosas experiencias y relacionando los efectos agudos de rayos X y electrones con la hipoxia en ratones (Protection against acute effects of radiation by hypoxia. Patricia Lindop & J.Rotblat. Nature Feb27, 1960, 593. The age factor in radiation sensitivity in mice.  B.J.R. Vol 35, 409 Jan 1962). Estos resultados supusieron un gran avance en la comprensión de los fundamentos de la radioterapia y su mejor uso clínico.

El equipo que formó con Bertrand Rusell fue formidable. Juntos, con muchos otros que les ayudaron, y con un especial protagonismo para Cecil Powell y también  de Linus Pauling, idearon en plena guerra fría un sistema de subvertir el “status quo” establecido a nivel planetario. El método: mantener permanentes contactos entre los científicos atómicos para neutralizar mutuamente su información “secreta”, además de advertir continuamente al público del desastre que suponía la doctrina de la disuasión en base a la destrucción mutua, que conduciría a décadas de proliferación del armamento nuclear. En 1977 declaraba:  «Since I do not accept the concept of limited nuclear war, it is a fallacy».

Esta actitud militante la mantuvo en épocas más recientes cuando a mediados de los 80, en vísperas del colapso de la URSS, se planteaba abiertamente un escenario bélico nuclear limitado en Europa y se desplegaron los misiles nucleares de corto y medio alcance PershingII  y SS20 en la RFA y Polonia (recordad la bomba de neutrones táctica). Como ejemplo véase la réplica en Nature a los cálculos de víctimas en áreas urbanas “Radiation casualities in a nuclear war”, en controversia con Edward Teller sobre incertidumbres en el modelo de invierno nuclear «Widespread after-effects of Nuclear War».

A pesar de su tendencia a contemplar el peor de los casos, se describió a sí mismo como un optimista. «Siempre que hay un riesgo de una guerra nuclear», dijo una vez, «el riesgo es finito, y en tanto que el riesgo es finito, se puede reducir.»

Su relación con España, muy escasa, la recoge el Prof. Joaquín Catalá, y así Rotblat aparece en  el II Encuentro sobre Física Nuclear en Santander en 1953 junto con la asistencia de cinco físicos extranjeros.

Mucho más recientemente, desde la SEFM le pedimos una colaboración con nuestro Boletín, y nos autorizó a reproducir una  conferencia suya dedicada a los 100 años de radiactividad que se celebraban entonces. Apareció en el Boletín SEFM nº 3 de 1996 , con la única condición de que le hiciésemos llegar una copia de la traducción al castellano que hicimos Pedro Galán y yo mismo.

Este breve texto que resume de forma admirable una historia de la que el mismo fue protagonista, termina con la rotunda afirmación:

“La humanidad nunca estará absolutamente segura después del descubrimiento de la energía nuclear y las armas nucleares, a menos que nos administremos para evitar los conflictos militares que puedan conducirnos a un holocausto nuclear. La guerra debe dejar de ser una institución aceptable. La creación de un mundo sin guerras debe ser la lección del descubrimiento de la radiactividad hace 100 años.”

Pensamiento sin duda heredero de la denominada Ética nuclear: «La guerra moderna, la bomba y otros descubrimientos se nos presentan […] no como un problema de física sino de ética.»  Albert Einstein (1946).

Imagen de Rotblat

Imagen de Rotblat


Para saber más:

  1. J.Rotblat, Scientists in the Quest for Peace: A History of the Pugwgsh Conferences, MIT Press, Cambridge, Mass., 1972
  2. The Fourth Pugwash Quinquennium, 1972-1977, en Pugwash-Neivsletter, edición especial, Londres, 1977.
  3. Rotblat. J (1985). Leaving the Bomb. Bulletin of the Atomic Scientists.
  4. Martin Underwood. (2009). Joseph Rotblat: A Man of Conscience in the Nuclear Age, Sussex Academic Press.
  5. Joseph Rotblat (ed.) Los científicos, la carrera armamentista y el desarme, Serbal/UNESCO, Barcelona, 1984.

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