Honcor, la conciencia de la ciencia
Sumario:
Decía Edmund D. Pellegrino que la Medicina es la más humana de las Artes, la más artística de las Ciencias y la más científica de las Humanidades. Y no le faltaba razón. La Medicina es un híbrido entre Ciencia, Arte y Humanidades. Sin embargo esta disciplina asiste en los últimos años a una idolatría y […]
Decía Edmund D. Pellegrino que la Medicina es la más humana de las Artes, la más artística de las Ciencias y la más científica de las Humanidades. Y no le faltaba razón. La Medicina es un híbrido entre Ciencia, Arte y Humanidades. Sin embargo esta disciplina asiste en los últimos años a una idolatría y reduccionismo a lo puramente tangible, amparado por el método y la evidencia científicos, centrándonos en los datos y en las enfermedades, olvidándonos muchas veces que detrás de esas cifras hay personas enfermas.
La Medicina Basada en la Evidencia es extremadamente útil y la considero el camino a seguir para avanzar en la investigación clínica y científica. Ello nos ha dado grandes logros. En Oncología hemos conseguido aumentar la supervivencia de muchos tumores, cada vez con mejores tasas de calidad de vida, menos mutilaciones y más precisión diagnóstica y terapéutica. En el campo de la Oncología Radioterápica los avances técnicos en los últimos veinte años han sido espectaculares, aumentando su potencial letal y su precisión contra el cáncer. La multidisciplinariedad en el manejo del cáncer ha conseguido hitos impensables tan sólo hace unos años. Vamos por buen camino, ¿o no?
Tras una experiencia personal con el cáncer que me tocó muy de cerca y que supuso un punto de inflexión, caí en la cuenta de un montón de cosas que hacemos mal los profesionales. Empecé a construir una autocrítica que me acercó más al lado humano de la Medicina en general y al de la Oncología en particular. Ello fue el acicate para escribir en el año 2012 un blog personal dirigido fundamentalmente a pacientes sobre divulgación de la Oncología Radioterápica llamado «Un Rayo de Esperanza» y centrarme sensiblemente en los aspectos más invisibles de nuestro quehacer diario.
Un día en una ceremonia de los Premios Albert Jovell concedidos por el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), conocí en persona a un joven médico intensivista al que llevaba tiempo siguiendo en redes sociales y leyendo su blog, llamado Gabi Heras. Desde hace cuatro años lidera un proyecto de humanización en Cuidados Intensivos (Proyecto HUCI) que ha puesto patas arriba a las UCIs de media España y del extranjero, abriéndolas a los familiares y convirtiéndolas en H-UCIs, con H de Humanización. Su filosofía ha ido poco a poco calando y contagiando a muchos profesionales sanitarios y no sanitarios que se han ido dando cuenta de la necesidad de dar un cambio de timón a la inercia y deriva despersonalizada de la que lleva camino nuestro querido sistema sanitario. La Revolución de la Emoción se puso en marcha de una forma imparable.
En Mayo de 2017 tuve la fortuna de participar en las III Jornadas HU-CI (#3JHUCI) en la Escuela Andaluza de Salud Pública de Granada como ponente junto a otros compañeros de otras especialidades bajo el título «Humanizar la Sanidad es cosa de todos». Me di cuenta que todos los que estábamos allí hablábamos el mismo idioma. Nuestra visión y misión de nuestras distintas áreas de especialización se dirigía en un mismo sentido. Contemplábamos emocionados los testimonios de pacientes (os aseguro que echamos en falta pañuelos en la bolsa entregada de las jornadas), las iniciativas humanizadoras en marcha, las comunicaciones orales o los «human tools» necesarios para que el profesional también se cuide y se humanice. Nos volvimos a casa cargados de ideas y entusiasmo. Creo que fue allí dónde se inoculó un virus H mudo e invisible, pero extremadamente transformador.
Y después de las #3JHUCI, algo teníamos que hacer. La participación de los compañeros de otros ámbitos de la Sanidad supuso para nosotros un revulsivo para ver que no estamos solos en esto y decidimos llamarlo bajo el hashtag #benditalocura. Así que se nos alentó con la idea de crear un movimiento que humanizaría la Sanidad entera, bajo el mismo icono de las manos en H y con diferentes colores. Y así ha nacido HURGE (Humanizando las Urgencias y Emergencias), HUGES (Humanizando la Gestión Sanitaria) y hace tan sólo unos días HONCOR (Humanizando la OncoHematología y Radioterapia).
Soy consciente de que es un proyecto ambicioso, de gran envergadura y que necesita un trabajo constante, sin prisa pero sin pausa. La ventaja adquirida en nuestro caso es la de llevar muchos de los integrantes del equipo, ya unos años de recorrido y trabajo en la sombra, divulgando y tomando conciencia de lo importante que es cuidar el lado humano de todas aquellas disciplinas que trabajan por el paciente oncológico. El concepto de HONCOR es transversal, pues no en vano la complejidad del enfermo oncológico requiere de muchos actores y debe centrarse en la persona, no sólo en el paciente, también en el cuidador o en el profesional que también necesita herramientas para no «morir en el intento». Supone un reto y un compromiso del que me siento tremendamente feliz de formar parte.