Sumario:
Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona, 23 de abril de 2016 Aquí estoy, bastante después del aterrizaje post-baezano y de nuevo en el hospital. Me ha parecido romántico aprovechar para sentarme a escribir por Sant Jordi. Aunque para muchos solamente sea la semana del libro y no crean en princesas, ni dragones, ni […]
Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona, 23 de abril de 2016
Aquí estoy, bastante después del aterrizaje post-baezano y de nuevo en el hospital. Me ha parecido romántico aprovechar para sentarme a escribir por Sant Jordi. Aunque para muchos solamente sea la semana del libro y no crean en princesas, ni dragones, ni rosas, para mí este día ha sido siempre un día especial.
Han pasado semanas de mails de futuribles residentes preguntando sobre las bondades del hospital, de más y más controles de calidad (¡hay que ver lo que les gusta a los tubos romperse!), de revisiones de aceleradores y de cálculos de unidades de monitor a lo loco. Y entre sesión y sesión, sin darme cuenta, veo como mi R3 se prepara ya para marcharse y cómo, entre todos los de su promoción, se empiezan a respirar aires de búsqueda incansable de trabajo. Porque llegados a estos momentos no sé si afirmar que las cosas están bien, mal, o todo lo contrario. Pero, sea como sea, lo seguro es que aún me queda mucho para empezar a preocuparme por ello.
Aún así parece que después de mi retorno de Baeza mi estatus social ha subido y que a estas alturas, a punto de convertirme en R2, se ha disparado por las nubes. Dentro de un mes se acabaron los controles de calidad en rayos y empieza medicina nuclear. ¡Un nuevo mundo está por descubrir! Lo poco que sé es que (si todo va según lo planeado) mi paso por nuclear coincidirá con la llegada de un nuevo PET-TC digital. ¡¡El primero del mundo!! Pero me temo que aunque yo pretenda parecer seria y poco sorprendida delante de la máquina mi aspecto será similar a éste:
Mientras tanto he empezado con la dosimetría clínica. Después de pasar unas semanas calculando unidades de monitor, y leyendo y releyendo los ICRUs 50 y 62 ¡allá vamos! Mi primera planificación ha nacido. Vale, sólo son cuatro campos formando un cuadrado, pero allí están. Y mirad que guapos.
Una vez asegurado que no la voy a liar demasiado con el planificador me han dado algunos casos preparados para empezar a practicar y, si todo va bien, en breve estaré con pacientes reales. De momento solo serán dosimetrías 3D, de las sencillitas, pero todo llegará y, la verdad, ya tengo ganas. Empezaré también a mirar radiobiología más en profundidad, en cuanto tenga tiempo para sentarme y leer. Todo esto me permitirá, espero, sacar aún más provecho de mi futura rotación en oncología radioterápica. En verano me pasaré todas las mañanas con ellos durante un mes.
Después de una asignación de plazas que me deja como la pequeña del servicio (al menos por un año más) esta semana he presentado en la Jornada de Residentes de la Sociedad Catalana de Física Médica. Ha sido un monográfico sobre las pruebas de aceptación en radiodiagnóstico así que allí me he visto, con el moño todo lo bien puesto que sé, hablando delante de un número de personas nada despreciable. La Jornada sirvió para compartir e intentar solucionar algunas de las dificultades con las que nos encontramos día a día al ir a realizar estas pruebas.
Y hacia el mismo ICO volví el viernes al simposio ICO 10 más 10. Allí no solo asistí a unas cuantas charlas sino que también me encontré con algunos compañeros y vi el True Beam más o menos en acción.
Y esto es todo lo memorable de estos dos últimos meses que, con una Semana Santa de por medio, han vuelto a pasar volando. Ahora sólo queda esperar a ver que me traen los siguientes. Pero no os preocupéis, os mantendré informados.