Diario de una Residente de Radiofísica (8 de junio de 2015)

Sumario:

8 Junio 2015, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona Un par de semanas después de empezar como R1, y tras cobrar los primeros días de sueldo como residente de Radiofísica, empiezo a escribir este diario. Durante el eterno viaje de preparación del examen me di cuenta de la falta de información que […]

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8 Junio 2015, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

Un par de semanas después de empezar como R1, y tras cobrar los primeros días de sueldo como residente de Radiofísica, empiezo a escribir este diario.

Durante el eterno viaje de preparación del examen me di cuenta de la falta de información que hay acerca del día a día que vas a tener al incorporarte. Así que, aunque sólo sea para echar una mano a los futuros compañeros, me dispongo a ir contando, a ciegas, y sin tener la más remota idea de lo que va a suceder, mis experiencias durante estos tres años.

Después de conseguir la plaza, elegir hospital y dejar el estrés detrás llegaron las merecidas vacaciones. Aunque enseguida empezó el papeleo en el que aún ahora estoy metida. Y es que a partir de principios de mayo uno se pasa el día entre departamentos del hospital entregando formularios (montañas y montañas de papeles que tu impresora se niega a imprimir, títulos que tienes que ir a buscar entre las 10:00 y las 10:01 en la secretaría de tu universidad y solicitudes escritas con sangre de unicornio). Cuando por fin lo has entregado todo te dan cita para el examen médico. Lo exhaustivo del interrogatorio depende del hospital que te acoja, pero de las dos o tres vacunas más la prueba de la tuberculosis y un análisis de sangre, orina y todos los desechos que tu cuerpo sea capaz de producir no te libras.

¡Pero por fin llegó el día! El 20 de mayo me convocaron, con los demás “erres” en la Sala de Actos del hospital para empezar los días de presentación durante los cuales básicamente dieron charlas de todo lo relacionado con la vida y trabajo en el hospital… para un MIR. Creo que la media deben ser unas 40 horas de cursillos, interesantes básicamente para médicos que, para más colmo, se conocen ya todos entre ellos. El único método de supervivencia en esas largas jornadas es localizar al psicólogo, biólogo o químico de turno que, al igual que tú, va sólo y le interesan más bien poco los cursos. Los extranjeros parecen perdidos al principio y pueden verse como una buena opción, pero después de unos días ya han conocido a otros médicos de su mismo servicio y quedan automáticamente fuera de la liga de sociabilización de un físico corriente.

Yo con mi atuendo recién estrenado

Yo con mi atuendo recién estrenado

Lo bueno de no tener muchos amigos y de no tener la necesidad patológica de atender a las charlas es que te puedes escapar de algunas para conseguir los preciados «ítems» que te hará alguien dentro de la jerarquía del hospital mientras la multitud de médicos está patidifusa oyendo hablar de sangre y recetas. Lo primero que descubres es que debes conseguir una tarjetita que abre puertas, ascensores, te da acceso al bar y muchas otras cosas sin las cuales no eres nadie. ¡Así que corre! Una vez tienes la tarjeta, llega el periplo de conseguir la bata, el vestidor y, si tienes suerte, algún día alguien te va a obsequiar con un dosímetro. Esa cosita pequeña que lleva tu nombre escrito y que por fin te hace formar parte de la familia de “radiogente”. No te preocupes si lloras al recibirlo, todos lo hicimos.

Después de poco más de dos semanas ya sólo me falta conseguir vestidor y taquilla, los cursos de presentación han acabado y me paseo por los pasillos de las plantas -2 y -1 del hospital casi sin perderme. Son semanas de adaptación, en las que básicamente acompaño a mis compis Rmayores cuando se van a hacer su trabajo, me cuelo a escuchar en las sesiones clínicas y me siento en la silla de mi despacho a leer bibliografía el resto del tiempo. El Bushberg, el Christensen y los distintos volúmenes del curso de “Fundamentos de Física Médica” de la SEFM se han convertido en tres de mis mejores amigos. También cotilleo algunos atlas de anatomía para poder enterarme un poco más de lo que se habla en las sesiones clínicas. Según tengo entendido el resto de compañeros R1 distribuidos por España sigue, con más o menos autonomía, la misma rutina.

Acelerador lineal del que hago el control diario

Acelerador lineal del que hago el control diario

Creo que en breve voy a hacer sola el control diario de uno de los aceleradores (Clinac 2100C/D) y voy a empezar a hacer controles de calidad de equipos de rayos X. Así que nada, ya os iré contando.

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