Sumario:
Las últimas palabras de Goethe en su lecho de muerte, “¡Más luz!”, parecen apropiadas para despedir al recién terminado año 2015. La UNESCO lo ha declarado “Año Internacional de la Luz” por coincidir, entre otros descubrimientos, con el centenario del desarrollo de la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein. En dicha teoría, el famoso […]
Las últimas palabras de Goethe en su lecho de muerte, “¡Más luz!”, parecen apropiadas para despedir al recién terminado año 2015. La UNESCO lo ha declarado “Año Internacional de la Luz” por coincidir, entre otros descubrimientos, con el centenario del desarrollo de la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein. En dicha teoría, el famoso científico fue capaz de predecir las trayectorias de los rayos luminosos a través del espacio-tiempo deformado por la gravedad. Curiosamente, aunque Einstein es conocido sobretodo por su Teoría de la Relatividad, tanto Restringida como General, nunca recibió un premio Nobel por ello, si no, por su estudio sobre el efecto fotoeléctrico que dio origen a esos “fotones” con los que ahora desayunamos.
Para explicar el curioso caso del premio de Einstein se debe citar a otro científico contemporáneo galardonado también con el Nobel por sus investigaciones relacionadas con la luz: Allvar Gullstrand. En concreto, Gullstrand recibió dicho premio en 1911, en el área de Fisiología o Medicina, por sus estudios sobre la óptica ocular. Gullstrand también recibió ese mismo año el Nobel en Física por ese mismo trabajo aunque lo rehusó, probablemente, porque unos meses antes había entrado a formar parte del Comité Nobel de Física. Gullstrand no tenía estudios superiores en Física o Matemáticas (disciplinas para las que era básicamente autodidacta), sino que estudió medicina en Suecia y consiguió una cátedra en Oftalmología en la Universidad de Uppsala en 1894. Realizó varias investigaciones sobre el astigmatismo y la acomodación en el ojo humano y desarrolló algunos aparatos como es el caso de la lámpara de hendidura.
Cada año el Comité Nobel de Física estudia las nominaciones recibidas y propone a un científico a la sección de Física de la Academia de Ciencias, para que reciba el premio Nobel de Física. Si esta sección lo aprueba, el nombre propuesto es votado por toda la Academia Sueca de Ciencias, lo que supone el último paso para conseguir el preciado premio. En toda la historia de los premios Nobel, ha habido muy pocos casos en los que el nombre propuesto por el Comité Nobel de Física no haya sido finalmente galardonado.
Desde 1910 y hasta 1922, Einstein fue nominado 62 veces para recibir el premio Nobel (ver Tabla I), la inmensa mayoría de las veces por su Teoría de la Relatividad, sin embargo nunca consiguió el premio por ello. Exceptuando su primera nominación en 1910, la candidatura de Einstein a la Relatividad siempre encontró la oposición de al menos un miembro del Comité Nobel de Física: Gullstrand. Algunas de las razones dadas por ese comité para rechazar la Relatividad fueron: “Su trabajo no es suficientemente útil para la raza humana”; “Deberíamos esperar a tener evidencias medibles”; “los efectos de la Relatividad Restringida que pueden ser medidos, son tan pequeños que caen dentro de los límites del error experimental”; “es una extensión de lo que ya hizo Minkowski y Sommerfeld”; o “La teoría de la Relatividad tiene más de artículo de fé que de hipótesis científica”.
En 1921, cuando evidencias empíricas como la explicación de la precesión del perihelio de Mercurio o la trayectoria curvada de la luz medidas tras un eclipse solar, confirmaban perfectamente la Teoría de la Relatividad, la nominación de Einstein al Nobel volvió a ser rechazada por el Comité Nobel de Física. Sin embargo, por aquella época esa teoría era ya tan conocida y aceptada por la mayoría de los científicos que se ponía en entredicho la legitimidad del Comité Nobel de Física. De hecho, ese año la Sección de Física de la Academia de Ciencias rechazó la propuesta del Comité Nobel y propuso a la Academia de Ciencias a Einstein para que recibiera el Nobel. Gullstrand, muy enfadado por aquella decisión, escribió dos cartas a todos los miembros de la Academia con el propósito de convencerles de que Einstein no debía recibir el premio.
Finalmente, la Academia decidió posponer su decisión, y en diciembre de 1921, el premio Nobel de Física se quedó sin ser asignado.
El físico sueco Carl Wilhelm Oseen, quien entró a formar parte del Comité Nobel de Física en 1922, se había dado cuenta del problema y había nominado en 1921 y 1922 a Einstein por el efecto fotoeléctrico. Finalmente, en 1922, la candidatura de Einstein fue aceptada para recibir el Nobel de Física correspondiente a 1921 por “sus servicios a la Física Teórica, y en especial por su descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico”. Por entonces (diciembre de 1922) Einstein se encontraba en Japón invitado para explicar su teoría de la Relatividad y no pudo recoger el premio. Meses más tarde en julio de 1923, Einstein acudió a Estocolmo a recoger el premio por el efecto fotoeléctrico. Allí pronunció un discurso de aceptación que nada tenía que ver con dicho efecto, el cual se titulaba: ”Ideas y Problemas Fundamentales de la Teoría de la Relatividad”. Sin duda el discurso que la mayoría de los asistentes esperaban y querían escuchar.
Artículo basado en el Editorial:
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1888429615001004