Niños y teléfonos móviles (aunque este post no es un post)
Sumario:
Sospecho que muchos de nuestros lectores y colaboradores no conocen nuestra sección “Pregunta lo que quieras”. Y no porque esté excesivamente inaccesible, de hecho está ahí mismo, en el menú principal, sí sí, ahí, eeeeeso es… junto a “inicio”, “quienes somos”, etc. Utilizando el formulario que aparece al entrar, los lectores pueden formular preguntas a los editores […]
Sospecho que muchos de nuestros lectores y colaboradores no conocen nuestra sección “Pregunta lo que quieras”. Y no porque esté excesivamente inaccesible, de hecho está ahí mismo, en el menú principal, sí sí, ahí, eeeeeso es… junto a “inicio”, “quienes somos”, etc. Utilizando el formulario que aparece al entrar, los lectores pueden formular preguntas a los editores que luego nosotros respondemos mediante correo privado o remitimos a alguien que consideremos que está más preparado que nosotros, lo que no suele ocurrir casi nunca… ejem… No seáis mal pensados, si no lo hacemos con más frecuencia es para evitar cargar con trabajo adicional a nuestros esforzados colaboradores, que bastante tienen ya elaborando los posts o soportando nuestros insistentes recordatorios. Así que generalmente nos defendemos como podemos y consensuamos una respuesta que pretende siempre ser, si no excesivamente precisa, sí al menos tan objetiva como nos sea posible. La sección ha recibido bastantes preguntas, y de verdad es un placer interaccionar con gente interesada en los asuntos de los que el blog se ocupa y que son nuestra profesión.
En una de las últimas consultas recibidas, la Dra. Blanca Usoz, dedicada a la prevención de riesgos laborales, nos pedía nuestra opinión respecto al asunto de la telefonía móvil, sobre el que ella misma había escrito un post en su blog profesional:
Nombre: Blanca Usoz
Pregunta: Buenos días. Me gustaría saber si desde el punto de vista de la física médica, tiene sentido recomendar a los niños medidas de prevención respecto a los teléfonos móviles. Gracias
Me tocó a mi elaborar la respuesta, y el engendro resultante, con la aprobación de mis coeditores, nos pareció suficiente para un post. Pero dado que ya habíamos publicado dos posts sobre el asunto recientemente, creímos conveniente aprovechar la situación para dar a conocer la sección de consultas a todos nuestros lectores y animarles a hacer uso de ella. De hecho, tirando y tirando de este hilo hemos llegado a la conclusión de que merecería la pena que estas respuestas se conviertan en posts que se clasificarán como una nueva categoría que llamaremos Q&A (para presumir de angloparlantes y porque es un término común, si pones P&R parece una marca de ropa… que no, que es broma, que se llamará «preguntas y respuestas«). Así que eso es lo que vamos a hacer, responder a las preguntas con posts que, digamos, habrán sido sugeridos por los lectores. Para ello, ya aviso, tendremos que implicar a los colaboradores, pues nosotros no daríamos abasto.
Aquí va, por tanto, esta respuesta en forma de “post sugerido” (si bien, por ser el primero, contiene las fórmulas típicas de la cortesía y algunas explicaciones ajenas a la propia cuestión planteada, que no elimino para ilustrar a todos como hemos procedido hasta ahora).
Buenos días, Blanca.
En primer lugar, perdona la tardanza en responder, intentamos hacerlo tan rápido como nos gustaría pero a la falta de tiempo hemos de añadir la necesidad de consensuar las respuestas antes de darlas, pues nuestra intención es ofrecer siempre una perspectiva los más objetiva y profesional que podamos, y el tema de la telefonía móvil es uno de los asuntos más delicados en este campo.
En realidad, no somos expertos en telefonía móvil y microondas. A pesar de ello, muchos nos hemos visto abocados a estudiarla debido a que mucha gente se ha dirigido a nosotros con su preocupación sobre sus posibles efectos perniciosos. Ya puedes hacerte una idea, cuando alguien llega a un hospital o centro de salud preguntando sobre el asunto lo más probable es que alguien acabe diciendo: «yo creo que ahí abajo, en el sótano, cerca de la capilla, hay físicos que trabajan con eso de las radiaciones. ¡Ah, sí! que el jefe es este con bigote.. ellos te podrán decir».
Lo cierto es que nuestra especialidad trata con un tipo particular de radiaciones a las que que llamamos ionizantes, es decir, aquellas que tienen la capacidad de ionizar los átomos y moléculas de los medios irradiados. Para ello, cada partícula elemental que compone esa radiación, y que denominamos fotones en el caso de radiación electromagnética (como las microondas y la radiofrecuencia), debería tener energía suficiente para romper el enlace entre los electrones y los núcleos atómicos. Sabemos, y estamos seguros, que las microondas y la radiofrecuencia no tienen esa capacidad, pues sus fotones no tienen, cada uno de ellos, energía suficiente para romper ese enlace. Y no cabe pensar que dos o más fotones de microondas puedan actuar sinérgicamente para conseguir romperlo, pues el tiempo durante el cual ocurre la interacción de un fotón con un electrón es, como imaginarás, infinitesimalmente pequeño, lo que hace imposible que dos fotones interactúen exactamente en el mismo momento, menos aun si deben hacerlo sobre un mismo electrón(aunque hay ciertas aplicaciones láser en las que esto puede pasar, puedes verlo en este post de Álvaro Peralta y en los comentarios al mismo). Descartada entonces la posibilidad de que las microondas ionicen los átomos, ¿que nos queda?.
El paradigma científico vigente considera que la única posibilidad de que una radiación provoque un cáncer (pues es el riesgo del que hablamos) es que la misma produzca una ionización que a su vez provocará la inestabilidad química de la molécula implicada (generalmente agua) y su posterior radiolisis, quedando escindida en dos radicales libres químicamente muy activos. Estos radicales pueden reaccionar con el ADN celular provocando una lesión que, si no fuera correctamente reparada por los mecanismos de que la célula dispone, daría lugar a una mutación y a su potencial efecto biológico: muerte o carcinogénesis. A baja dosis de radiación el número de células muertas es bajo y no tendrá significación biológica. No ocurre lo mismo con el proceso carcinogénico, pues una sola célula mutante puede iniciar un cáncer con consecuencias letales. De esta forma, un solo fotón, provocando una única mutación, puede estar en el inicio de la secuencia de acontecimientos (en general una serie necesaria de mutaciones) que transforman una célula sana en una célula cancerosa.
No siendo ionizantes, las microondas no pueden por tanto ser las iniciadoras de semejante secuencia fatal. Esta razón y los datos epidemiológicos, nos reafirman en la idea de que las microondas no son agentes carcinogénicos. Esa es la postura mayoritaria, también la mía.
Pero esto no puede considerarse un debate concluido. Lo cierto es que cuanto más sabemos de la naturaleza del cáncer y de la dinámica celular, más sorprendidos estamos. Hoy sabemos que en el proceso carcinogénico están implicados mecanismos más sutiles que la simple y mecánica mutación. Toda la dinámica celular está mediatizada por el entorno, no se trata de la simple transcripción mecánica de un código genético preestablecido, propio de cada célula. Las células y los tejidos están inmersos en una red compleja de señales bioquímicas que controlan los procesos de proliferación y muerte celular. Se trata de un equilibrio muy sutil en el que cualquier agente podría tener un impacto. Basta recordar el énfasis que se pone en cuestiones relacionadas con la alimentación o los hábitos saludables o el tabaco u otros agentes químicos, ninguno de los cuales tiene capacidad de ionizar los átomos, sin que eso impida que induzcan modificaciones genéticas por mecanismos no siempre conocidos. En este sentido, y dado que existen algunos, pocos, datos epidemiológicos que contradicen el paradigma vigente para las radiaciones, la OMS ha considerado oportuno clasificar las micrroondas de radiofrecuencia como agentes carcinogénicos de clase 2B, “posiblemente carcinogénicos en humanos pero sin evidencias concluyentes al respecto”, lo que a muchos de nosotros nos parece algo exagerado.
Esto significa que debemos aplicar en su uso un principio de precaución, mayor aun para los niños, dado que sus tejidos, más proliferativos, se consideran más sensibles, pero, sobre todo, porque siendo mayor su esperanza de vida será mayor el tiempo de exposición y el plazo disponible para que los efectos potenciales acaben manifestándose.
Tiene por tanto sentido, desde mi punto de vista, realizar ese tipo de recomendaciones, tal como afirmas en tu blog, pero siempre que se haga con la debida mesura y teniendo presente que son muchas las ventajas derivadas de su uso y mucho lo que todos podemos perder si este debate se convierte en bandera que esconda intereses de otro tipo. El debate científico, racional, que podemos y debemos desarrollar (pues contribuirá a conocer mejor los mecanismos del cáncer) no puede servir para animar posturas luditas irracionales, ni podemos permitir que se usen para hacer creer a la gente que los intereses comerciales priman sobre su salud, pues no es el caso al menos con este asunto. El riesgo de las microondas, si existe, es muy pequeño, pues en caso contrario, y dado su uso masivo, sus consecuencias nefastas resultarían hoy evidentes en los estudios epidemiológicos. En cualquier caso, y sin necesidad de medidas de precaución, los niños usan muy raramente el móvil en proximidad a órganos críticos, pues son más de enviar mensajes escritos que de conversar, y esa opción reduce la exposición a niveles mucho más bajos.
Espero que la extensión de la respuesta no te haya hecho desistir de su lectura. En cualquier caso, espero que si no ha servido para aclarar tus dudas vuelvas a ponerte en contacto con nosotros para darnos una segunda oportunidad 🙂
Gracias por leer desayuno con fotones.
PD: personalmente estoy convencido de que pronto, la mejora de la tecnología permitirá disponer de terminales de baja potencia y hará que este debate sea superado de forma definitiva.
Creo oportuno en todo este asunto citar a Victor Hugo: «La ciencia dice siempre la primera palabra, pero nunca dice una última».
Este es el tipo de consulta por el que pusimos en marcha la sección y que nos encanta discutir y responder. Y como diría Forrest Gump: “Eso es todo lo que tenía que decir sobre la guerra de Vietnam” (sé que la referencia cinematográfica no está muy bien traída, pero es que Gaspar siempre está con esas odas suyas tan cinematográficas y pintureras y los demás parece que no hayamos ido nunca al cine…¡me rebelo ante esta creencia!).