Desayuno con The Beatles
Sumario:
Cuenta la leyenda que en el mundo siempre hay alguna radio emitiendo una canción de los Beatles. No sé si será del todo cierto, pero me parece mucho más que probable. Al menos en mi caso es muy raro el día que mi ipod no reproduce Here comes the Sun o cualquier otra de las […]
Cuenta la leyenda que en el mundo siempre hay alguna radio emitiendo una canción de los Beatles. No sé si será del todo cierto, pero me parece mucho más que probable. Al menos en mi caso es muy raro el día que mi ipod no reproduce Here comes the Sun o cualquier otra de las maravillas que nos dejaron los Fab Four de Liverpool en sus 13 álbumes de estudio, desde sus comienzos en The Cavern hasta las últimas grabaciones de Abbey Road.
Es probable que el lector se esté preguntando a qué viene este arrebato de beatlemanía en un blog sobre física médica, pero les pido apenas medio minuto para explicarles qué relación existe entre los Beatles y el maravilloso mundo de los fotones y la radiactividad.
Hace unas semanas en el post de Naia sobre el arte de Kai-Hung Fung con sus reconstrucciones tridimensionales de CTs de pacientes aprendimos algo de la historia de la tomografía axial computarizada. En concreto que los primeros prototipos fueron diseñados por el ingeniero electrónico Godfrey Newbold Hounsfield, por lo cual recibió el premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1979 junto a Cormack. Quizás a más de uno os sorprenda saber que Hounsfield, el mismo hombre en cuyo honor se dio nombre a una unidad fundamental en nuestro trabajo (la Unidad Hounsfield o UH, que da cuenta de la densidad electrónica de los tejidos escaneados), trabajaba para EMI, discográfica productora y distribuidora del grupo de música más grande de la historia.
Todo comienza cuando en marzo de 1931 se crea una empresa británica dedicada a la electrónica y a la música y que en su momento decidieron llamar con el ingenioso nombre de «Electric and Musical Industries», cuyas siglas son EMI. Con el boom del negocio de la música, en 1957 la empresa compra Capitol Records en los Estados Unidos y en 1962, tras una jugada que la historia demostró como maestra, adquiere los derechos de una banda de chavales de Liverpool a través de una empresa subsidiaria, conocida como Parlophone Records, pagándoles apenas un centavo por cada LP producido. Gracias a hacerse con el repertorio de The Beatles, así como con el de otros grandes artistas de la época como The Beach Boys o Pink Floyd, EMI pasó a ser la compañía discográfica más conocida en el mundo.
Aparte del negocio musical, EMI seguía expandiéndose en el mundo de la investigación, creando (entre otros) el Central Research Laboratory (CRL) y contratando a todo tipo de investigadores, entre los que se incluía un tal Godfrey Newbold Hounsfield, que trabajó para EMI desde 1951 y que, antes de hacer el descubrimiento de su vida, había trabajado en el diseño de radares, armas guiadas y computadoras (suyo fue el primer ordenador transistorizado de Gran Bretaña, el EMIDEC 1100).
Tras los trabajos teóricos de Allan M. Cormack de 1967, Hounsfield construye y dirige un equipo encargado de fabricar y diseñar el primer prototipo aplicable de Tomógrafo Axial Computarizado. Por aquella época los Beatles rompían el mercado musical con su magnífico Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band mientras Hounsfield y su equipo iban dándole forma a sus primeras teorías. Aunque sin duda Hounsfield conocería a los Beatles, es cuanto menos improbable que los Fab Four conocieran al otro gran genio en esta historia.
A principios de 1968 en las radios sonaba el Magical Mistery Tour y Hounsfield consigue poner en marcha un primer prototipo, que denominaron “Lathe bed” (algo así como «cama de torno»), en el cual envolvían al cuerpo del paciente en una bolsa de agua y utilizaban una fuente de Americio 241 (emisor gamma y alfa con periodo de semidesintegración de 432 años), necesitando 9 días y más de 28.000 medidas para recolectar la suficiente información que permitiera la reconstrucción de las imágenes axiales con una computadora ICL1905, lo cual llevaba unas dos horas y media. Con la adquisición de un tubo de rayos X a finales de 1968,sonando ya el White Album, consiguieron ampliar la cantidad de información recogida, reduciendo el tiempo de adquisición a “tan sólo” 9 horas.
El honor de ser los primeros radiólogos en visualizar las imágenes producidas por un TAC recae sobre los doctores Ambrose y Louis Kreel, que le proporcionaron al equipo de Hounsfield los cadáveres que utilizaban a modo de sujetos de prueba (inicialmente utilizaron cabezas de animales). El equipo se encontraba instalado en el departamento de radiología del Atkinson Morley’s Hospital para poder estar alejados de cualquier foco mediático, pudiendo trabajar con tranquilidad hasta su primer escáner clínico real, realizado exitosamente a una mujer en 1971 (ya con los Beatles separados). Dicho escáner, cuyo tiempo de adquisición fue de 5 minutos, necesitando toda la noche para el procesado de las imágenes, permitió revelar la existencia y la localización de un tumor cerebral, dejando claro el increíble potencial de la máquina construida por estos genios. Tal y como destacaron en el discurso de presentación del comité del Premio Nóbel, “previo al escáner las radiografías de cabeza mostraban sólo los huesos del cráneo pero el cerebro permanecía como un área gris cubierta por la neblina. Súbitamente, la neblina se ha disipado”.
Las noticias sobre el éxito del equipo de Hounsfield corrieron como la pólvora, por lo que las estimaciones iniciales de EMI de construir 5 TACs en los primeros 12 meses se aumentaron a 15, y finalmente fueron 50 las máquinas que se instalaron en el primer año de vida del tomógrafo axial computarizado, suponiendo una auténtica revolución en el mundo del diagnóstico por imagen. Desde entonces, han pasado más de 40 años y la evolución de la tomografía, que ha dejado de ser simplemente axial, ha sido bestial. En 1974 se consiguió realizar el primer escáner de cuerpo entero. Posteriormente la patente fue vendida a General Electric y los avances han continuado en busca de la reducción del tiempo de escaneo (hoy en día de pocos segundos) y el aumento de la calidad de la imagen (desde los pocos píxeles iniciales a los Megapíxeles actuales). Asimismo se introdujeron haces anchos, se creó el primer equipo helicoidal (1989), se pasó del TC monocorte a los actuales equipos de hasta 256 cortes…y aún hoy sigue en constante evolución.
Ahora que conocemos la historia de la creación del TAC nos adentraremos en la cuestión principal que ha inspirado este post: ¿tenemos que agradecerle a los Beatles la invención del TAC? O, dicho de otra manera, ¿fueron los Beatles, gracias a su éxito social y económico, los que permitieron que EMI pudiera sufragar los costes de diseño y producción de la idea de Hounsfield? Está claro que para cualquier proyecto de investigación, y más si se trata de uno de este calibre, hace falta invertir dinero y EMI tenía (y mucho) tras la venta de millones de discos de los Fab Four.
Para ser más exhaustivos que esta simple afirmación, vamos a intentar hacer un pequeño análisis de la situación aunque el acceso a los datos económicos de aquella época no es ni mucho menos fácil. Quizás el trabajo de Maizlin y Vos para la Journal of Computer Assisted Tomography pueda darnos algo de luz sobre el asunto. En él, los autores hacen un estudio con los datos disponibles (pobres, en muchos casos) y se preguntan si realmente debemos agradecer a los Beatles la financiación del escáner.
Toda esta historia, como ya hemos dicho al principio, comienza en 1962 cuando Parlophone Records coloca a EMI en una posición económica privilegiada en su territorio comercial debido a la adquisición de los derechos comerciales de los Beatles. Por aquel entonces, la compañía basaba todo su potencial en la industria musical: hasta que en 1967 Hounsfield abandona sus trabajos para radares y computadores y se centra en el desarrollo del TAC, las ventas en el ámbito médico de EMI suponían apenas un 0.5% del total de ventas de la compañía y se reducían a un equipo de monitorización del paciente y a un diseño de termógrafo de infrarrojos.
Durante los dos primeros años de vida del proyecto, el gasto requerido por parte de EMI fue reducido: aproximadamente se necesitaron unas 75.000 libras entre salarios y la construcción del primer prototipo de “lathe bed”. No obstante, cuando a finales de 1968 la inversión empezó a crecer, la compañía solicitó el apoyo económico del Departamento de Salud y Seguridad Social británico (DHSS), que invirtió 600.000 libras para la construcción de un prototipo y tres máquinas clínicas que llamaron EMI-TAC (que en 1972 fueron instaladas en Manchester, Glasgow y Londres), aportando además 6.000 libras para la adquisición de un tubo de rayos X que sustituía a la fuente original de Americio (las otras 6.000 libras del precio total del tubo las aportó EMI). Por su parte, se estima que los gastos totales que cubrió EMI en el desarrollo del prototipo del primer TAC suponen unas 200.000 libras (la tercera parte de la inversión del gobierno británico), de las cuales la mitad, aproximadamente, se gastaron en concepto de gastos de salario para el equipo de Hounsfield durante los cuatro años que duró el desarrollo del equipo.
Para calibrar la importancia de esta inversión en las cuentas de EMI, basta decir que 200.000 libras no llegaba a ser ni el 1% de los beneficios que obtuvo la compañía en el año 1970 (que ascendieron a 21 millones de libras), por lo que se hace cuanto menos difícil atribuir de manera exclusiva el sufragio de los costes del proyecto al beneficio que obtuvo EMI con los chicos de Liverpool, y más si tenemos en cuenta que a partir de 1968 los Beatles fundaron Apple Corporation, su propia compañía discográfica, que se hizo con los derechos de sus siguientes álbumes (White Album, Abbey Road y Let it be), disminuyendo el control de EMI sobre los Beatles.
En resumen, no hay ninguna prueba de que los Beatles llegaran siquiera a conocer la existencia del equipo de investigación de Hounsfield. Más aún, los gastos sufragados por el gobierno británico fueron mayores que los de EMI, con lo que quizás, y para ser justos, habría que decir que le debemos la Tomografía Axial Computarizada al pueblo británico en su conjunto. Desde luego para EMI ambos negocios (Beatles y TAC) fueron redondos, produciéndoles unos beneficios económicos que desbordaron cualquier previsión, por positiva que fuera.
Viéndolo así podríamos decir que a Hounsfield y a su desarrollo del TAC le debemos el éxito de gran parte de los mayores músicos del siglo XX que firmaron con EMI desde entonces (Queen, Michael Jackson, Red Hot Chili Peppers, The Eagles, The Rolling Stones o Coldplay entre otros). Que los Beatles aparezcan en el mundo de las radiaciones ionizantes no es de extrañar. A fin de cuentas, la revolución social que ellos emprendieron va mucho más allá de lo pura y estrictamente musical y desde sus comienzos dieron, dan y, no me cabe duda, seguirán dando mucho que hablar.
Este mito de los Beatles y el TAC se une a otras muchas leyendas urbanas que ya existen sobre los Fab Four, como aquella que dice que Paul McCartney murió en un accidente y las carátulas del Sgt. Pepper’s y de Abbey Road dan muestra de ello; o el supuesto canto al LSD en Lucy in the Sky with Diamonds. Personalmente creo que el asunto que nos atañe en este post está muy cogido con pinzas. Los Beatles fueron los reyes Midas del siglo XX, convirtiendo en millonarios a cientos de personas (se contaba que ellos sólo se quedaban con el 5% de las ganancias de su música, como bien expresó George Harrison en Taxman) y sin duda EMI amasó una gran fortuna a su costa. ¿Parte de ese dinero se pudo utilizar para pagar al equipo de Hounsfield? Suena más que probable. ¿Sin esa fortuna amasada EMI quizás no hubiera invertido en investigación en el laboratorio de Hounsfield? Eso nunca lo sabremos, pero sabiendo que la inversión apenas llegó a suponer el 1% de los beneficios de la compañía, la idea es algo descabellada. ¿Si no hubieran existido los Beatles no se hubiera descubierto el TAC o al menos no tan pronto? No parece demasiado creíble, como tampoco parece creíble que en algún momento los Beatles estuvieran al tanto de lo que la discográfica hacía con el dinero que ganaba a su costa. En cualquier caso, dejemos de imaginar que los Beatles nunca hubieran existido. El TAC se habría descubierto igual aunque, está claro, la vida desde entonces habría sido mucho más aburrida.